“La desigualdad en las labores de cuidados crea un ciclo vicioso de desigualdad económica y de género, que impide a las mujeres acceder a servicios de educación y salud, empleo digno y suficiente, participación política, contextos libres de violencia y, en general, medios y bienes que les permitan construir y disfrutar de vidas plenas y satisfactorias”, plantearon.
“A partir de la experiencia del cuidado de las mujeres y las niñas en todo el mundo, las brechas de género y las brechas económicas que persisten se están retroalimentando la una a la otra, es común pensar que las mujeres que cuidan son mujeres que no trabajan o no están haciendo nada, y lo que estamos intentando evidenciar es que este trabajo es una actividad productiva”, dijo Rocío Stevens, directora de Movilidad y líder global de Investigación de OXFAM.
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Los expertos señalaron que se necesita un sistema económico más justo, que reconozca el trabajo de cuidados no remunerado y mal remunerado. También se requiere reducir el número total de horas que las mujeres dedican a las labores de cuidados no remuneradas; redistribuir el trabajo de cuidados de forma más equitativa dentro de las familias y, al mismo tiempo, trasladar labores al Estado y al sector privado, y representar a las proveedoras de cuidados más excluidas, garantizando que se tengan en cuenta sus puntos de vista en el diseño y la ejecución de las políticas, sistemas y servicios que afectan a sus vidas.
OXFAM enfatizó que se deben garantizar salarios, jornadas, tratos dignos y justos. “Se estima que hay 67 millones de trabajadores del hogar en el mundo, de los cuales 80% son mujeres, y tan solo el 10% están protegidas por la legislación laboral general en la misma medida que el resto de los trabajadores”, expone el documento.
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