"Le pedimos a México que nos apoye. Nosotros vamos pacíficamente, no vamos a pelear, vamos tranquilos porque en nuestro país ya no aguantamos el hambre, la falta de trabajo, el gobierno. Es mucha corrupción. Tenemos que emigrar del país", expresó el hondureño en entrevista con Efe.
El migrante descansaba junto a sus compañeros en el puente fronterizo, donde había tranquilidad y paso regular tras el altercado ocurrido el sábado, cuando la Guardia Nacional mexicana restringió el acceso y roció gas lacrimógeno a decenas de centroamericanos que intentaron entrar en territorio mexicano a empujones.
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Después, a lo largo del mismo día, 821 hondureños, 38 guatemaltecos, 19 salvadoreños y tres nicaragüenses cruzaron por el paso fronterizo hacia Chiapas, informó el Instituto Nacional de Migración de Guatemala.
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Los migrantes que permanecieron en Tecún Umán, en su mayoría contaron que pretenden llegar a Estados Unidos, contrario a la condición que impuso el gobierno mexicano, que ofreció asilo y empleo a los centroamericanos, pero solo para trabajar en la zona sur del país y sin derecho a cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.
"Le están mintiendo al pueblo. No confiamos porque son mentirosos, por decirlo así, a los hondureños casi nadie los apoya", afirmó Alejandro Flores, un adolescente de 17 años que viaja solo porque está amenazado de muerte por las mismas pandillas que asesinaron a su padre.