Eric Holder, entonces fiscal general de Estados Unidos, incluso agradeció al gobierno de México su ayuda para detener a Arbabsiar, ya que autoridades mexicanas impidieron su entrada a territorio mexicano el 28 de septiembre y lo regresaron a la ciudad de Nueva York, donde fue aprehendido.
Según datos del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, Arbabsiar se reunió en el país en varias ocasiones con dos agentes encubiertos de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), que pensaba eran miembros de Los Zetas.
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Ahí manifestó sus intenciones para atacar al embajador saudí y otras embajadas en América Latina.
El asesinato debía cometerse por medio de un atentado con explosivos en un restaurante de la capital de Estados Unidos, a cambio del pago de 1.5 millones de dólares, de los que Arbabsiar llegó a realizar dos transferencias bancarias por un total de 100 mil dólares como anticipo.