"Quisiera que nos vieran las autoridades (de Estados Unidos), que vean que somos personas que queremos ir a trabajar, no ha hacer mal a nadie", dijo a Reuters el migrante hondureño Roy Murillo, quien se sumó a la caravana junto a sus dos hijos y su esposa embarazada.
En los últimos años, varias caravanas de migrantes han tomado rumbo a Estados Unidos con el objetivo de llegar en masa a la frontera sur del país norteamericano, aunque en casi todos los casos se han dispersado durante el trayecto.
"Tengo mucho miedo de ir solo con mi familia, aquí los cárteles te secuestran o te matan (...) por eso venimos en la caravana", agregó Murillo, y relató que ha intentado obtener su cita para asilo a través de la plataforma CBP One, habilitada por el Gobierno de Estados Unidos, pero sin éxito.
Tapachula, paso obligado para decenas de miles de migrantes, se ha convertido en los últimos meses en una de las ciudades más violentas del país, según datos oficiales, ubicándose los migrantes entre las principales víctimas de la creciente acción del crimen organizado en la zona.
"Me siento asfixiada aquí, por eso decidimos salir", dijo Thais, una migrante de 28 años que se sumó a la caravana junto con su esposo y su hija de tres años. "Yo quisiera que el señor Trump y la señora Kamala vean que somos seres humanos, que queremos vivir y sacar adelante a nuestra familia", agregó.
Al mismo tiempo, en la nación vecina, la vertiginosa contienda presidencial entre el republicano Trump y la demócrata Harris se precipitaba el martes hacia un final incierto, con millones de estadounidenses acudiendo a las urnas para elegir entre dos visiones marcadamente distintas para el país.