Robledo, quien se presentaba como cirujano ortopedista y especialista en reemplazos articulares de rodilla y cadera, así como en lesiones deportivas y artroscopía, fue señalado por varias víctimas.
Hernández había sido declarado culpable de los abusos desde el 8 de octubre en el Estado de México.
El sujeto pedía a las víctimas que se quitaran la ropa, aunque las lesiones no necesitaran tal acción. Después les suministraba una droga adormecedora con el pretexto de una infiltración muscular propia de un supuesto protocolo médico o de un relajante que no lo era.
Tras administrar la sustancia, el agresor realizaba tocamientos inapropiados o exploraciones innecesarias, sin la presencia de una enfermera.
Los ataques ocurrieron durante años.