A un mes del asesinato de Hipólito Mora, fundador de las autodefensas en Michoacán, no hay justicia en La Ruana, donde lo atacaron. Autoridades no han detenido a autores materiales ni intelectuales.
Esta semana, la Fiscalía de Michoacán reveló que había obtenido cinco órdenes de captura contra algunos de los responsables del atentado, en el que habrían participado cerca de 25 personas, de acuerdo con autoridades.
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El 29 de junio, Mora, de 67 años y quien contaba con medidas de seguridad proporcionadas por el Gobierno incluyendo una camioneta blindada y dos escoltas, fue interceptado por un comando en la pequeña localidad La Ruana, de acuerdo con el reporte oficial.
"En el lugar se ubicaron dos camionetas siniestradas (...) en cuyas inmediaciones estaba una persona sin vida con quemaduras en la mayor parte del cuerpo; presumiéndose por sus características, que corresponde a Hipólito M", dijo la Fiscalía, en un comunicado de prensa.
Videos e imágenes difundidos en redes sociales mostraban un vehículo en llamas con las puertas abiertas y debajo de una de ellas el cuerpo de una persona calcinada. En el entorno gente en motocicletas y peatones caminaban cerca, expectantes.
Antes de morir, Hipólito Mora escribió una carta en la que pidió que su lucha no fuera en vano.
“Que mi muerte no sea en vano y tanto mi familia, como mis amigos y fieles seguidores hagan lo que tengan que hacer para que la lucha que yo empecé siga siendo por una causa justa para los ciudadanos. Aquí y en el otro mundo soy y seguiré siendo Hipólito Mora”, dijo en la misiva.
“Yo nunca acepté sobornos ni intimidaciones, luché sin recibir nada a cambio más que el cariño de la gente, los que no me querían eran los chicos malos, yo estaré con mi hijo Manolo y le diré a la muerte: ¿dónde estabas por qué me huías tanto?”, agregó en el escrito.
Cansados de la creciente violencia, miembros de la comunidad La Ruana, entre ellos profesionistas, comerciantes y productores agrícolas, liderados por Mora, tomaron las armas en 2013 intentando contener los embates del crimen organizado.
Su ejemplo fue imitado por otras localidades del estado que formaron sus propias organizaciones civiles armadas. En 2014 varias de ellas llegaron a un acuerdo con autoridades para convertirse en una fuerza rural regulada por el Gobierno, un pacto que duró poco tiempo.