De acuerdo con la agencia EFE, desde temprana hora, los refugiados que vivían en este punto, fueron avisados por autoridades municipales de que deberían de desalojar el lugar y que les llevarían a un albergue donde no sufrían las inclemencias del tiempo y se les proveería de sus necesidades básicas.
Incluso con una bocina mediante la que Luis Dirvin García, Coordinación del Centro de Atención Integral para Migrantes, les decía a los migrantes: "Sabemos que estar al bordo del río implica un riesgo y tenemos descensos de temperatura importantes en estos días, vamos a hacer reinstalación en espacios de acogida. Deben de saber que en estos albergues tienen servicios de salud, trabajo".
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Un gran operativo de policías municipales, estatales, Guardia Nacional, Bomberos y la Cruz Roja Mexicana, rodeaban el lugar, en alerta y para exigir que se retiraran del lugar.
Sin embargo, los migrantes, en su mayoría de origen venezolano, no estaban de acuerdo con la disposición, en algunos casos hubo forcejeos entre ellos con los grupos antimotines que los desalojaban.
En señal de la inconformidad, quemaron algunas casas de campañas, pero el conflicto no pasó a mayores.