Es en este estado fronterizo donde el lunes pasado fueron asesinados los sacerdotes Javier Campos Morales, “El Gallo”, y Joaquín César Mora Salazar, “El Morita”, además del guía de turistas Pedro Eliodoro Palma en el municipio de Urique, Chihuahua.
De acuerdo con el informe “México: Organizaciones del Crimen Organizado y el Narcotráfico”, elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos, Chihuahua es disputado por el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Juárez.
El primero es considerado el Cártel más duradero de México, y tiene una red de organizaciones criminales más pequeñas por el país; tiene presencia activa en 15 de las 32 entidades. Estaba comandada por Joaquín “El Chapo” Guzmán, sin embargo tras su detención es liderado por Ismael “El Mayo” Zambada. Esta organización llegó a controlar entre el 40 y 60% del tráfico de drogas y reportó ganancias anuales por más de 3,000 millones de dólares.
Mientras que el Cártel de Juárez, fundado por Amado Carrillo Fuentes, tiene su “cuna” en Ciudad Juárez. Hace 14 años esa organización se separó de la federación de Sinaloa, con la que sostenía una alianza, con lo que comenzó la rivalidad entre los cárteles de Juárez y Sinaloa.
Es justo esa rivalidad la que ha convertido a Ciudad Juárez en una de las ciudades más violentas de mundo.
Pero en ese territorio hay grupos locales que han contribuido en acentuar la violencia sexenio tras sexenio.