NEZAHUALCÓYOTL, Estado de México.— Amada Odilón lleva 35 años subsistiendo de recolectar y revender la basura que encuentra en un gigantesco tiradero de las afueras de la Ciudad de México, un trabajo que ahora realiza con guantes y cubrebocas para evitar contagiarse de COVID-19.
Con cerca de 30 hectáreas y un promedio de un centenar de toneladas de desperdicios al día, Neza III es la tercera prolongación del basurero al aire libre de Nezahualcóyotl, municipio mexiquense que recibe los desechos que generan 1.2 millones de personas.
Entre las colinas de basura no hay residuos hospitalarios, pero el virus SARS-CoV-2 puede estar entre los restos de comida, plástico, ropa, muebles y otros objetos que llegan hasta los pepenadores.