Policías comunitarios de Guerrero exigen a la Guardia “respetar” sus territorios

Taurino Reyes Leyva, coordinador de la casa de justicia ubicada en la comunidad de Espino Blanco, aseguró que los policías comunitarios no buscan entrar en conflicto, aunque sí quieren respeto a localidades regidas por costumbres indígenas.

“Es necesario marcar (territorios), nosotros respetaremos el trabajo de la Guardia Nacional, pero que ellos respeten nuestro territorio”, advirtió.

Eufemio Cesáreo Sánchez, de la casa de justicia de Acatepec, coincidió en que la Guardia Nacional debe trabajar con respeto a las estrategias de los policías comunitarios.

La CRAC resguarda 250 comunidades de 20 municipios de las regiones de La Montaña —la zona más pobre de Guerrero— y la Costa Chica, colindante con Oaxaca.

Lee: La violencia vuelve a encender las alarmas en Guerrero

El gobernador llama a la coordinación

Al respecto, el gobernador Héctor Astudillo llamó este martes a evitar el conflicto y a que haya coordinación entre ambas partes. Confió en que el asunto se irá “acomodando” en los próximos días.

“La CRAC señala que no están para verse como enemigos, sino para coadyuvar. Yo creo que es un asunto que al final de cuentas tendrá que irse acomodando, no se trata de generar conflictos, sino de buscar soluciones”, dijo el priista a medios, tras una gira de trabajo por Chilpancingo.

Además, señaló que las zonas prioritarias para la Guardia Nacional son las ciudades de Guerrero.

El funcionamiento de la CRAC

La CRAC, única policía comunitaria reconocida por el gobierno de Guerrero, otorga seguridad a las comunidades indígenas, bajo su propio proceso legal.

De acuerdo con su información, los detenidos son juzgados por un órgano interno en su propia lengua, sin abogados. En esos juicios se busca que las dos partes lleguen a una conciliación.

Cuando los detenidos son condenados, entran a un proceso de reeducación, según la gravedad de los hechos, y además son privados de la libertad en las casas de justicia. Tales sitios son vigilados por los propios policías comunitarios, quienes dan alimento a los arrestados. Estos últimos son sometidos a trabajo forzado dentro de la comunidad.