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De brinco en brinco, el Partido Verde prepara su gran salto en el Legislativo

El Partido Verde ha aplicado una estrategia redituable electoral y políticamente como puente entre el tricolor y la Cuarta Transformación, por lo que en el Congreso es conocido como el "nuevo PRI".
jue 06 junio 2024 06:00 AM
Estrategia del Partido Verde
El Partido Verde ha sabido aplicar la estrategia de usar las alianzas con otros partidos para mantenerse en la vida política.

Por cuarta vez "colocado del lado correcto de la historia”, el Partido Verde (PVEM) iniciará con la virtual presidenta Claudia Sheinbaum un nuevo sexenio como parte del bloque en el poder, gracias a su estrategia de "aliarse con el ganador".

En las elecciones del domingo 2 de junio ese partido consiguió la mejor votación de su historia, 8.31% de los votos y se perfila para convertirse en la segunda fuerza en la Cámara de Diputados –según proyecciones preliminares– gracias a su alianza con la candidata izquierdista Claudia Sheinbaum; sin embargo, el polémico partido ha apoyado en el pasado por igual a la derecha y al centro: en el 2000, hizo campaña y dio votos a Acción Nacional (PAN) con Vicente Fox y en 2012 a Enrique Peña Nieto, del Revolucionario Institucional (PRI).

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Actualmente, el PVEM es la quinta fuerza política de México, sólo por arriba del Partido del Trabajo (PT), el otro aliado de Morena en la Coalición Seguimos Haciendo Historia que postuló y triunfó con Sheinbaum. Pero la jornada del 2 de junio lo dejó en una nueva categoría.

Con el 8.31% de votos podría aspirar a unos 400 millones de pesos anuales de financiamiento público, que se sumarán a los cerca de 8,853 millones de pesos que ha gozado por concepto de prerrogativas, al menos desde 1997, es decir desde hace 27 años.

También contará con nueva fuerza en el Congreso. En el Senado pasará de tener 8 posiciones que tiene hoy, a cerca de 15 y por primera vez ganó cuatro senadores de mayoría: dos en San Luis Potosí –donde desplazó a Morena, al que no le funcionó a competir por separado en la entidad y quedó fuera–, uno en Oaxaca –que le quitó al PT–, y uno en Chiapas.

Y en la Cámara de Diputados, el número de sus curules podría quedar entre 67 a 77, pero la asignación será materia de disputa, pues aunque el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE) pronosticó esos rangos, la bancada podría no ser tan numerosa, pero si registrar un incremento considerable.

La disputa se centrará en que el Verde no ganó ni uno de los 300 distritos por sí solo, todo lo que obtuvo fue en Coalición, en tanto que en votación a diputados federales quedó por debajo de cuatro partidos. Además, expertos electorales estiman un posible error en las cifras calculadas por el conteo rápido, mismas que habrían sobreestimado al PVEM.

Sin embargo, la fuerza del PVEM para el próximo sexenio es innegable, pues también en los estados ha concretado su fuerza: en 2012, ganó su primera gubernatura con Manuel Velasco en Chiapas –quien concluyó en 2018–, y en 2021 obtuvo la segunda, con San Luis Potosí a cargo de Ricardo Gallardo.

Ahora, en estas elecciones, va de nuevo por el control de Chiapas, pues el virtual gobernador electo, Eduardo Sánchez, prácticamente es del PVEM, aunque se pasó a Morena.

Para el profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Luis Eduardo Medina Torres, en realidad el PVEM no es un partido ambientalista, ni ecologista, sino una franquicia electoral.

“Sin un programa real en defensa del medio ambiente ni conducta legislativa acorde con esos postulados, en realidad es una fuerza electoral al servicio”, explica.

Esto, es, en ayuda del aliado en turno, aunque sus votos no hayan sido significativos. Sólo en su primer disputa presidencial ha acudido solo a las urnas, con su primer líder y fundador, Jorge González Torres como candidato, y obtuvo 1.48% de los votos, por lo que perdió el registro.

En 2000, apoyó a Vicente Fox en la Alianza para el Cambio, y no hay datos disponibles del porcentaje de votos que aportó debido a que fueron considerados como una sola fuerza.

Para las elecciones intermedias de 2003, ya sin alianza con el PAN, con el que rompió apenas llegó Fox al gobierno, pues no le abrió espacios en el gabinete, el PVEM alcanzó 6.55 % de los votos.

En las disputadas elecciones de 2006 erró y se alió al PRI con el perdedor Roberto Madrazo, y no con Felipe Calderón, así que sólo quedó en 2.65% de los votos, mismos que hubieran inclinado la balanza entre el panista y Andrés Manuel López Obrador, quien quedó a 0.56% de votos de distancia.

En los comicios para elegir Cámara de Diputados en 2009, el Verde quedó con 7.18 % de los votos –muy cerca de su peso actual– y en 2012 apostó por el ganador, el priísta Peña Nieto en la Alianza Compromiso por México y obtuvo 6.44% de los votos.

Pero en 2018 apoyó otra vez al PRI, con el candidato José Antonio Meade, apenas le aportó 5.19% de los votos y ambos perdieron.

Sin embargo, apenas resultó derrotado éste, el PVEM cambió de estrategia y se fue en alianza legislativa con su adversario en esas elecciones, pero que resultó ganador, el presidente Andrés Manuel López Obrador y la Coalición Juntos Haremos Historia, que integraron Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social (PES).

Así, este año los verdes cumplieron un sexenio de alianza legislativa con Morena, aunque hayan sido adversarios en la elección presidencial pasada.

Y resultado de las elecciones del 2 de junio pasado, el PVEM, gracias a su porcentaje de votación Nacional Emitida (VNE) alcanzada, que es la que se utiliza para determinar el financiamiento de los partidos, podrá acceder a más recursos.

Además contará con más diputados y senadores que en la 65 Legislatura que está por concluir, posiciones que ganó en 2018 de la mano del PRI aunque haya perdido en su apuesta presidencial. Al final ganó en la mesa, al aliarse a Morena en el Congreso.

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El nuevo PRI

El PVEM es considerado en las cámaras del Congreso federal como “el nuevo PRI”. Para los políticos priístas que combatieron a López Obrador ha sido la forma más tersa para pasar de críticos a integrantes de la “Cuarta Transformación”.

Los casos más notables son los senadores Eruviel Ávila, exgobernador del Estado de México, Nuvia Mayorga y Jorge Carlos Ramírez Marín, quienes pasaron de críticos del gobierno de López Obrador a aliados, gracias al PVEM.

Además, la segunda generación de viejos políticos del PRI son Verdes. Sólo por mencionar algunos casos Luis Miranda Barrera –cuya curul como diputado federal podría concretarse- hijo del exsecretario de Desarrollo Social de Peña Nieto, Luis Miranda Nava.

También están Eduardo Murat –hermano del exgobernador de Oaxaca Alejandro Murat- el senador del PVEM, Raúl Bolaños Cacho, hijo del exgobernador priísta del mismo estado, Miguel Bolaños y Roberto Albores Guillén, hijo del gobernador de Chiapas Roberto Albores, del PRI, quien es militante del PVEM.

El mismo líder nacional verde, Manuel Velasco Coello, exgobernador de Chiapas, es nieto del exmandatario estatal del mismo estado, Manuel Velasco Suárez.

Pero los políticos no sólo del PRI han transitado a la “Cuarta Transformación” vía el camino verde, sino que también ha habido conversión a la inversa, del Partido Verde al tricolor.

Eso fue tras las elecciones de 2015, en la 63 Legislatura, cuando llegaron a la Cámara de Diputados 12 legisladores postulados por el Verde que en cuanto asumieron el cargo se fueron a la bancada del PRI.

Estos fueron conocidos como los “diputados sandía” o “cachirules” y en su momento criticado como “fraude de cuello verde” por Morena.

Partido Verde, pero no ambientalista

El PVEM obtuvo su registro como partido político en 1991, participó en elecciones federales en ese año, y aunque lo perdió, nuevamente estuvo listo para las elecciones de 1994. Desde entonces ha participado en todas las elecciones, no por si sólo, pues siempre se ha aliado a otros partidos,

Se define como un instrumento político de representación social de las causas ecológicas de nuestro país y con esa bandera inició su participación electoral.

Medina, politólogo de la UAM, considera que el desempeño del PVEM en el Poder Legislativo ha dejado mucho que desear.

Y no sólo por su falta de proactividad en defensa del medio ambiente.

“Lo marcan iniciativas vistosas que lanza en campaña, para captar la atención, como lo fue la de pena de muerte a secuestradores, o la de prohibir los toros”, recuerda.

Explica, por ejemplo, el caso de las corridas de toros:

"Lo de los toros es simbólico, llamativo pero no realmente ambientalista, a veces son propuestas alucinantes”, considera.

En la reciente campaña electoral, la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum difundió spots en apoyo a los candidatos del PVEM con la frase “toda mi vida he trabajado para el medio ambiente y esa es la causa que también ha defendido siempre el Partido Verde ¡Que viva el Partido Verde!”.

Lo cierto es que organizaciones ambientalistas han denunciado el silencio de ese partido frente al daño causado con la construcción del Tren Maya -cuyas obras iniciaron sin manifestación de impacto ambiental-, o la política energética del actual gobierno, que privilegia el uso del combustóleo y limita la generación de energía eléctrica limpia, lo que acelera el cambio climático.

En ambos casos el PVEM ha estado ajeno de cualquier postura en defensa del medio ambiente.

Otras son las propuestas de campaña. Como la de “vale de medicinas” que el PVEM impulsó prácticamente sólo en spots, desde 2009 hasta las elecciones de 2015, en que mantuvo ese como su lema en miles de spots, pero el plan quedó muerto después de ese año.

Se aprobó en la Cámara de Diputados en 2010 pero la minuta no prosperó en el Senado, y en septiembre de 2014 se aprobó sólo como punto de acuerdo en las dos cámaras.

Previo a las campañas de 2015 el PVEM y el gobierno federal a cargo de su aliado, el PRI, anunciaron el inicio de un “programa de vales para mejorar el abasto y la entrega puntual de las medicinas recetadas a los derechohabientes del IMSS y el ISSSTE” que terminó pronto, pues en ese entonces oficialmente no se reportaba desabasto grave, así que los vales resultaron innecesarios.

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Ahora como aliado de Morena, frente a la crisis de desabasto de medicamentos el PVEM cesó su activismo y se ha adherido al plan para la megafarmacia del Bienestar que pondrá al país a niveles de salud de primer mundo.

Algo que ha caracterizado a este partido han sido sus liderazgos, pues el fundador Jorge González Torres heredó la dirigencia a su hijo y exsenador Jorge Emilio González, quien desde hace años no figura públicamente pero sigue en la toma de decisiones, como ocurrió en el respaldo de Sheinbaum en la contienda interna.

Pública y oficialmente la dirigente es la diputada federal Karen Castrejón, con una participación legislativa escasa y quien en los casi 32 meses de la 65 Legislatura apenas ha subido a tribuna 11 veces.

En el Legislativo lo más recordado ha sido que en la LIII Legislatura 2015-2018 conformó lo que se llamó “telebancada” pues dio cabida –junto con diputados del PRI y PES– a curules para empresarios, abogados del ramo de la industria de la radio y la televisión, que en ese entonces el morenismo combatió por ser representantes “de los poderes fácticos”.

Por ejemplo, formaron ese grupo Paloma Canales Suárez, ex coordinadora de logística de Televisa y ex responsable de la Unidad de Enlace de Cofetel, y Adriana Sarur Torre, ex ejecutiva de TV Azteca –y quien sin embargo se mantuvo con siglas del PES– y el empresario y ejecutivo de TV Azteca Tristán Canales, en la bancada tricolor, pero que para temas de interés de esa industria unificó a PVEM, PRI y PES.

En el Senado, la telebancada incluyó a Ninfa Salinas, hija del presidente de Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego; la senadora Arely Gómez, hermana de Leopoldo Gómez, vicepresidente de Televisa; Luis Armando Melgar, presidente de Canal 40 –que ahora será otra vez senador por el PVEM– y Juan Gerardo Flores, asesor y ex funcionario de IUSACEL.

De hecho, esa telebancada y el comportamiento del PVEM en las elecciones de 2015 en alianza con empresarios de la radio y la televisión para burlar la prohibición de compra o adquisición de tiempos en medios electrónicos para propaganda política, dieron origen al proceso más riesgoso que ha enfrentado ese partido, cuando se demandó la pérdida de su registro como fuerza política.

La estrategia ilegal de difusión, pagada con recursos de la telebancada pues fueron supuestos informes legislativos, apenas ameritó sanciones por 87.8 millones de pesos al PVEM, aunque durante meses se difundió en radio y televisión pues "rindió" informes de forma escalonada.

Las irregularidades que protagonizó ameritaron que se creara jurisprudencia y más lupa a las conductas electorales: ahora se pone un límite de temporalidad a los informes legislativos, y se revisa que influencers, artistas y deportistas no realicen propaganda ilegal en mensajes supuestamente espontáneos y se prohibe la difusión de spots enmedio de justas deportivas.

En ese año y derivado de todas esas conductas los politólogos Sergio Aguayo y Denisse Dresser, entre otros, emprendieron las vías legales para exigir la extinción del PVEM, con el respaldo de Morena y Partido del Trabajo (PT).

Entre otras irregularidades, acreditadas por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y el INE, estuvieron: uso de recursos públicos y privados ilegales; contratación y adquisición mediante sus legisladores de cerca de 300,000 spots en televisión de manera ilegal; transmisión ilegal y reiterada en los tiempos del Estado mexicano de propaganda prohibida por las autoridades electorales; compra y transmisión ilegal de propaganda (cineminutos); propaganda ilegal en las revistas del Grupo Televisa.

También se comprobó la impresión y distribución de cuatro millones de calendarios producidos con materiales no biodegradables prohibidos por la Ley y se denunció el uso ilegal de datos personales del Padrón Electoral, de padrones públicos y de empresas privadas para entregar propaganda en domicilios.

Hoy esa historia quedó atrás y juntos, en este 2024, Morena-PT y PVEM son aliados y no sólo legislativos, sino siguen "haciendo historia" como parte del bloque gobernante.

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