Su voto está en duda y así la encuesta callejera, este domingo en la capital, en donde Gálvez nuevamente tanteó el termómetro electoral mientras se echaba unos tacos de arrachera, tuétano y un refresco; su 'desayuno' casi a las dos de la tarde, cuando terminó su encuentro ciudadano en el World Trade Center.
En la parrilla Riders, en Filadelfia y Dakota, en la Nápoles, comió, grabó un video –otro de "mujeres luchonas"– con Ana, la parrillera; un rapero callejero le improvisó una rola, ella rapeó y bailó; habló de futbol, la nueva derrota del Cruz Azul, su equipo favorito, y se fue entre porras.
Otros ni se acercaron. “Por acá ya pasó Marcelo, también Claudia… pero yo siempre voto por el PRI”, asegura Bibiano Clemente, un michoacano de casi 65 años, que no se movió para acercarse a la panista.
Se quedó a media calle, en su lugar estratégico desde hace meses: un bote de pintura improvisado como silla, desde donde pide trabajo que ya no es tan fácil conseguir por su edad.
“Esos (priistas) sí ayudaban, el que no quiso no progresó… yo tengo mis dos parcelas, pero sólo maíz para comer y está bueno hasta Día de Muertos, ahorita no hay nada”, explica a su modo, muy ajeno a que su situación sigue igual y a que, por las alianzas electorales, Gálvez será su abanderada por el Frente Amplio por México.
Así cerró la panista la semana, días después de que las encuestas la ponen en segundo lugar frente a Claudia Sheinbaum.