La aceptación
Cuando los seis aspirantes se registraron para participar en el proceso interno de Morena debieron firmar un acuerdo en el que se comprometen a respetar los resultados.
Ese acuerdo también ha tenido un símil a nivel gubernatura, pero no todos los aspirantes perdedores lo han aceptado, e incluso en algún momento acusaron opacidad y simulación en la encuesta. Algunos dejaron el partido y otros aceptaron la postulación de otra fuerza política, dividiendo el voto como sucedió en el proceso electoral de este año en Coahuila con Ricardo Mejía.
Aldo Muñoz Armenta, profesor de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), explica que el problema de la encuesta como método de elección, no es en sí el ejercicio matemático, sino cuando se involucra la política.
“El problema es cuando desde las esferas del poder, estamos hablando de gobernadores, alcaldes, de secretarios de Estado, intervienen en la coacción de la respuesta. Es muy complicado detectar este tipo de intervención”, advierte el experto y coincide en que aceptar los resultados es justo uno de los retos.
Un desafío para la encuesta es que sus resultados convenzan a los aspirantes, porque si queda duda, puede afectar la unidad y legitimidad. Otro reto es que sea un ejercicio verificable"
Aldo Muñoz Armenta, catedrático de la UAEM.
Al respecto, Ocaranza refiere que de la aceptación de los resultados, depende la credibilidad del proceso interno de Morena.
“Algunos como Monreal y Adán Augusto están en este proceso para ayudar en la legitimación y no necesariamente para alcanzar la candidatura, sino para decir, ‘seguimos adelante, hicimos nuestro mejor esfuerzo, pudo haber sido mejor el proceso, pero reconocemos el resultado’. Si de cuatro solo uno se queja, no va a tener ninguna ruptura, ni credibilidad a quien se queje”, refiere.
Pero la sombra de la opacidad en las encuestas está en Morena. Por ello, el propio presidente de partido, Mario Delgado, aseguró la semana pasada que este ejercicio será auditable.
“Al inicio de la jornada de cada levantamiento los representantes van a firmar las boletas; tendremos una urna transparente (…); al final de la jornada se meterán en un sobre las boletas, se sellarán y firmarán el sobre los representantes. Durante el conteo estarán los representantes; las boletas pueden ser recontadas y todas estarán firmadas. Es cien por ciento auditable [pues]es un proceso vigilado”.
Ramírez de Arellano considera que el hecho de que la Comisión Nacional de Elecciones sea la que lleve mano en todo el proceso, da lugar a dudas así como que uno de sus integrantes, Pedro Miguel, sea simpatizante de Claudia Sheinbaum.
“La Comisión será un embudo: ‘voy a dejar que participen cuatro cuatro encuestadoras, las propusieron los aspirantes’, pero al final de cuentas, la encuesta más importante va a ser la que yo Comisión Nacional de encuestas levante. Yo voy a hacer la responsable de hacer el cómputo y de dar el veredicto final y eso evidentemente es un proceso cerrado, es un proceso controlado en donde van a tener la posibilidad de que alguien de el palomazo o redefina”, advierte.
En otros ejercicios, Morena ha recurrido a reservar su información apegado a la Ley General de Partidos Políticos por lo que no ha sido posible conocer metodología, muestra, zonas geográficas y modalidad. Está por saberse si rumbo al 2024, la transparencia acompaña al partido del presidente.