Ebrard y la clase media: la apuesta por diferenciarse de otras "corcholatas"
El canciller Marcelo Ebrard le habla a la clase media, lo que puede implicar una arma de dos filos: atraer simpatías de un sector olvidado por la 4T, pero también una ruptura con el presidente.
Entre gritos de ¡Presidente!, ¡Presidente! el canciller Marcelo Ebrard, presentó su libro "El camino de México" y se dijo listo para lo que viene.(Moisés Pablo Nava/Cuartoscuro)
Lidia Arista
Mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador descalifica a la clase media y la llama “aspiracionista”, los señala por ser personas “sin escrúpulos morales” y como partidaria de una forma de vida en la que domina “el que no transa, no avanza”, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, ve en ese sector de la población una oportunidad para concretar una candidatura a la Presidencia en las elecciones de 2024 , ello a pesar de que podría implicar una separación de la línea política su jefe político.
Al presentar su libro “El camino de México”, el canciller expresó sus deseos de que la clase media crezca en el país: “Estamos a tiempo de cambiar para siempre, para que seamos un país de clase media mayoritaria”.
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Al manifestar su propósito, Marcelo Ebrard “olvidó” la forma en que el presidente López Obrador se refiere a ese sector de la población. Politólogos consultados por Expansión Política explican que el “coqueteo” del canciller es muestra de que busca construir su candidatura a la Presidencia de la República a partir de la diferenciación con su principal competidora: Claudia Sheinbaum, y para ello apuesta por ofrecer una propuesta menos radical, más pegada al centro donde confluyan simpatías de la derecha, del centro, pero también de los desencantados de Morena.
“Uno de los sectores descuidados de la 4T ha sido la clase media y en esta idea de 'primero los pobres' y que el presupuesto se destine a los programas sociales, la clase media se ha descuidado. Me parece una estrategia bastante inteligente de empezar a diferenciarse de Claudia Sheinbaum, que claramente representa la continuidad de los programas y de todo el proyecto López Obrador”, explica Javier Rosiles, especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental.
Si bien son tres las "corcholatas" mejor posicionadas en las encuestas que miden las preferencias para el candidato de Morena, hasta el momento la disputa se concentra entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum; en la última encuesta del diario El Financiero , la jefa de Gobierno de la Ciudad de México captó 32% de las preferencias para ser la candidata presidencial, mientras que el canciller el 21%.
Ebrard es un hombre cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo ha acompañado por varios años en la política, en la administración pública y ahora busca ser su sucesor. Para concretar su aspiración tiene frente así dos posibilidades: esperar a que desde Palacio Nacional sea impulsado y premiado por su lealtad y desempeño con la candidatura o buscar por sus propios medios la postulación.
Antonio Ocaranza Fernández, CEO de OCA Reputación, explica que el canciller está buscando proyectarse como la continuidad con cambios.
“El discurso de Ebrard es una versión distinta de la 4T, es como la 5T. Es ahí donde él tiene que tejer muy fino. El coqueteo que hace con las clases medias tiene sentido electoral, cuando sales a una campaña y quieres ganar votos de la sociedad, pero no tiene sentido cuando lo que quieres es buscar el voto de aquellos que son los más cercanos a Morena”, explica.
Marcelo Ebrard durante su visita a Tijuana, Baja California este sábado 22 de abril.(Foto: SRE)
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A Ebrard Casaubon se le percibe como un político menos radical y con capacidad de interlocución con diversos sectores, lo que puede atraer simpatías para impulsar una candidatura rumbo al 2024.
“El obradorismo ha perdido adeptos dentro de las clases medias y Marcelo Ebrard tanto por sus posiciones progresivas que tuvo en la Ciudad de México como por su trayectoria política, puede recuperar a quienes hoy están con un aspirante opositor”, sostiene Hugo Garciamarín, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Esa diferenciación con el presidente puede representar un riesgo para el canciller Marcelo Ebrard, pues puede leerse como ruptura con la postura política del presidente López Obrador, pero también en Morena.
“Es un riesgo porque cualquiera puede pensar que cambiar el discurso representa su deseo de establecer una distancia del presidente, construir una candidatura más independiente, y eso en un ambiente en el que el presidente domina tanto la esfera política, genera el riesgo de no ser visto como el más leal y como el que representa la posibilidad de continuar el proyecto político del presidente”, agrega Ocaranza.
El presidente de la República ha mostrado claramente su rechazo hacia las clases medias y su simpatía a los sectores donde más pobreza prevalece.
Ebrard y López Obrador buscaron la candidatura presidencial por el PRD.
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En su conferencia matutina, el presidente ha reconocido que donde más apoyo tiene es en las clases pobres, como lo hizo el 4 de enero de 2023.
“Ayudando a los pobres va uno a la segura, porque ya sabe que cuando se necesite defender, en este caso la transformación, se cuenta con el apoyo de ellos, no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad. Entonces, no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política”, dijo.
“La lógica del presidente es que la persona que aspira a hacer de clase media acaba siendo panista… para el presidente es más peligroso el conservadurismo clasemediero”, considera Ocaranza.
Si Ebrard pone distancia del discurso del presidente López Obrador puede ser visto incluso como desleal.
“Podría parecer como un traidor a la 4T y le restaría mucho apoyo”, sostiene Rosiles.
Los expertos consideran que el presidente López Obrador ha enviado varios mensajes de que su elegida es Claudia Sheinbaum, pues ella representa la continuidad a su proyecto político.
Uno de ellos fue en aniversario de la Expropiación Petrolera en el Zócalo de la Ciudad de México cuando refirió que a diferencia del general Lázaro Cárdenas, quien optó por Manuel Ávila Camacho para sucederlo debido a que era un perfil menos radical y más afín a grupos “conservadores”, sin embargo, en la 4T no se cometería ese error.
“Sólo con el pueblo, sólo con el apoyo de las mayorías se puede llevar a cabo una transformación popular para hacer valer la justicia y enfrentar a los reaccionarios que se oponen a perder privilegios. Por eso, hoy de nuevo manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos: nada de zigzaguear”, dijo en el Zócalo de la Ciudad de México.
Una de las imágenes más significativas del apoyo del Presidente a Sheinbaum.(Foto: Juan Sotelo / Cuartoscuro.com)
Otro mensaje es que al secretario de Relaciones Exteriores ya no se le dio “más juego” en la recta final del gobierno.
“No está en una posición dentro del gabinete que le permita tener el juego para promover una candidatura presidencial. La Secretaria de Relaciones Exteriores no ha sido generadora de candidatos presidenciales. Si el presidente hubiera querido que el canciller creciera, hubiera habido cambio de secretaría”, explica Ocaranza.
Los expertos coinciden en que, a pesar de los mensajes enviados por el presidente López Obrador, Ebrard está dando todo por concretar su segundo intento de candidatura, pues sabe que si no es ahora, quizá no sea en seis años más, por lo que de menos podría negociar cargos en el próximo gobierno.
“Hay algo que le denomino capacidad de ‘chantaje’ que significaría que Ebrard, Morena y Mario Delgado saben que atrae él atrae a clase media, que él mantiene tranquilos a buena parte de los empresarios a la mejor lo que estaría buscando Marcelo Ebrard de menos es incluirse en el nuevo gobierno de Sheinbaum no en lo personal, sino con sus cercanos, es decir, da estabilidad al proyecto”, sostiene Hugo Garciamarín.
