El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas reportó que “el ahorro económico estimado por la aplicación del horario de verano en la Administración Pública Federal equivale a 76.8 millones de pesos” y, de aprobarse la Iniciativa, se perdería dicho monto, lo cual representa un impacto presupuestario para el erario federal.
En tanto, según el dictamen, un eventual retiro del horario de verano no afectaría a la CFE, “debido a que el incremento en la energía y potencia no es relevante”.
“Por ende, CFE no tendría mayores problemas operativos si se quitara el horario de verano, derivado principalmente a que un ahorro de 537 GWh (gigavatio-hora), como el de 2021, equivale a la generación de una central de 87.5 MW (megavatios) de capacidad al 74% de factor de planta, y CFE tiene suficiente capacidad para cubrir dicho requerimiento adicional”, señala el texto.
Aunque desde 1996 el horario de verano ha contribuido al ahorro de energía de forma constante –se explica en el dictamen– “siempre fue por debajo del 1 % de la energía consumida anualmente. Es decir, efectivamente, se ha ahorrado energía, pero dicho ahorro no es significativo respecto del total de consumo anual”.
Eso se corrobora –añade– porque solo en 2021 “el consumo nacional fue de 327,000 Gw/h, y el ahorro por el horario de verano fue de 537 Gw/h, “es decir, de 0.16%, lo que equivale a 1,138 millones de pesos. Entre tanto, en 2019, se ahorraron 876 GW/h, lo que significó 1,875 millones de pesos”.
Las encuestas
De acuerdo con el dictamen, el 1 de julio de 2001, una encuesta de la UNAM realizada a 1,198 personas reveló que el 69% de los entrevistados estaba en contra de la aplicación del horario de verano.
Además, otro estudio realizado ese mismo año, pero en el entonces Distrito Federal, dio como resultado un rechazo de 46%, mientras que 30% estaba de acuerdo.
En mayo pasado, la Secretaría de Gobernación aplicó una encuesta, en la que el 71.4% de las personas participantes se pronunció por mantener un solo horario durante todo el año.