El fantasma de la epidemia del virus de la Influenza H1N1, del año 2009 reapareció en San Lázaro. Para algunos, la vigilancia sanitaria implementada por la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados fue bien recibida, para otros generó críticas.
“No es lo mismo, a mí esa vez no me dejaron entrar porque estaba tosiendo”, dijo uno de los trabajadores a su compañero, después de pasar los filtros sanitarios que se implementaron en cada una de las ocho puertas.
Aunque no se hicieron preguntas como en las escuelas y los aeropuertos sobre síntomas sospechosos, personal de seguridad y del servicio médico –con tapabocas puesto– tomó la temperatura de legisladores, empleados, asesores, invitados y todo aquel que entrara a las instalaciones de San Lázaro, ya fuera caminando o en automóvil.