OPINIÓN: La imagen que proyectaron los candidatos en el debate
Nota del editor: Ximena de Icaza es directora de la empresa “Imagen en Equilibrio”. Realizó sus estudios en Barcelona, España, como Asesora de Imagen y una Maestría en Protocolo, Relaciones Públicas y Comunicación. En el sector público ha asesorado a diversas figuras de la política como legisladores federales, gobernadores y secretarios de Estado, así como candidatos a la presidencia. En el sector privado ha colaborado con empresas trasnacionales y nacionales como P&G, Televisa, Henkel, Banamex, entre otros. Síguela en Instagram en @ximenadeicaza y en Facebook . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de la autora.
(ADNPolítico) – El político como cualquier persona debe proyectar una imagen agradable, pero además mostrando y exagerando, si puede, sus virtudes y ventajas para convencer a un público especialmente irónico en sus críticas. Ayer se presentaron conjuntamente ante las cámaras televisivas los cinco aspirantes que contienden por la presidencia y formados en semicírculo frente a un atril pugnaron por impresionar a su público, sin perder la oportunidad de demostrarlo al contrario. Pasemos ahora a intentar hacer un breve análisis de la imagen que percibimos de cada uno de los contendientes, sin entrar al contenido de sus discursos.
OPINIÓN: ¿Quién aprovechó mejor el debate?
Por riguroso orden alfabético:
Ricardo Anaya Cortés
Además de ser el más joven de los candidatos, parece ser el más elocuente, con un discurso perfectamente estructurado, claro y convincente. Aunque es buen orador, le hace falta una mayor ironía y naturalidad en su discurso. Poseé una excelente fluidez verbal, sus movimientos son contundentes y muestra gran determinación. Se le vio decidido y muy bien preparado. Sus movimientos son rectos, proyectan una imagen seria y recia. Para suavizar un poco más su imagen podría gesticular más y hacer sus movimientos con una mayor suavidad.
nullEl físico de Anaya es ciertamente agradable, aunque el ser rubio lo hace un tanto lejano; sin embargo, usar el pelo rapado atempera esa lejanía, la cual también disminuye su juventud y natural frescura.
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En cuanto a su vestuario, Anaya fue el que más pulcro lució. Su traje estaba perfectamente bien confeccionado y con cortes más joviales. Los colores que eligió (azul medianoche, corbata estrecha medianoche y camisa blanca) son altamente contrastantes, lo que aporta elegancia y hacen relevante la seriedad de sus propuestas. Sus ojos son pequeños y sagaces, sus lentes sencillos y sin marco ayudan a no hacerlos más pequeños y le dan un cierto aire intelectual, aunque considero que unos pupilentes le ayudarían a agrandar un poco su mirada.
Para el próximo debate sería conveniente considerar el uso de una tarima ligeramente más alta, ya que al hacerse las tomas de todos los participantes juntos, Anaya era el que más pequeño lucía y corre el peligro de que visualmente lo minimicen.
Andrés Manuel López Obrador
Aunque es coherente con su discurso y reiterativo hasta el cansancio, logra satisfacer a su audiencia y luce la sobriedad que busca. La gente lo conoce, es convincente y carismático, aunque desenfadado y evasivo a todo cuestionamiento.
nullEn su vestuario consiguió equilibrio en las prendas elegidas y su manera de portarlas le resultó ideal. Los colores utilizados (corbata rojo brillante, camisa blanca y traje negro) en sus ropas transmitían una idea de poder que empata con un nivel adquisitivo más alto que el de sus pretensiones. El equilibrio en el atuendo lo vimos con el desaliño en varios detalles: el cabello despeinado, el saco ligeramente grande y la corbata floja y chueca, esto lo hizo lucir relajado, sencillo y sobrio. Ha sido muy consistente con este mismo mensaje y no pierde a su público cautivo.
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En un principio sus movimientos y gesticulación se percibían mesurados, con mucha seguridad y confianza. En el segundo bloque, al mencionarse su nepotismo, dejó ver claramente su disgusto a través de su lenguaje corporal. Cruzó los brazos, tensó el cuello y su gesticulación se hizo más seria y rígida. En el tercer bloque lo volvimos a ver relajado, pero un poco más serio que al principio. Le funcionó verse contenido, tranquilo y más desenfadado, lo cual transmite mucha seguridad. Cuando le hablaban los otros candidatos aparecía distraído, y displicente, en ocasiones ni siquiera los volteaba a ver y su postura ladeada hacía patente su desprecio.
José Antonio Meade
No se cuestiona su integridad y honestidad, se le considera confiable, afable y cae bien, aunque sobrio, escaso y con el atractivo de un huevo tibio.
nullSu vestuario fue muy bien seleccionado, aunado a su pulcritud. El color rojo de la corbata aportó una imagen más enérgica y dinámica, en contraste con el saco azul medianoche y la camisa blanca que le ayudaron a equilibriar la mesura, para hacerlo más llamativo y con autoridad.
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En su comunicación sus movimientos fueron muy suaves y rítmicos. No modula su voz, por lo que hace el discurso plano y aburrido, aunado a que su gesticulación es prácticamente nula, lo que le restó cercanía y fuerza para enfatizar sus propuestas. Se ve como una persona afable pero poco confrontativo.
Jaime Rodríguez Calderón
'El Bronco' hace honor a su apodo: es rudo, con pantalones, improvisado y su forma de comunicarse es muy sencilla y simplona, rayando en vulgar, por lo que conecta perfecto con un público dicharachero y vacilador.
nullSiempre es coherente en su forma de vestir y su personalidad. Lo vimos con un colorido contrastante (traje negro y camisa blanca), pero le dio un toque de “yupi casual” con el color de la corbata (azul grisáceo). La espalda del saco se veía grande y la anchura de las mangas también. Pensaríamos que esto es negativo, pero todo lo contrario, al igual que López Obrador, balanceó muy bien su vestimenta aportando el toque de desaliño, siendo consistente con su imagen desenfadada, al aparecer a un tiempo sencillo y con fuerza.
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Su comunicación fue excelente en su gesticulación y lenguaje corporal. Sus movimientos fueron relajados y se le veía muy confiado. Su voz acompaña un discurso agresivo, dándole mayor fuerza y llamando la atención con chistes y despropósitos. Constantemente veíamos un lenguaje corporal confrontativo, ladeaba su torso y pecho hacia López Obrador, retándolo con vigor y firmeza.
Margarita Zavala
Por último, la única mujer, honesta, cercana y sencilla. La imagen de su marido, el expresidente Felipe Calderón, es su sombra y deslindarse de él parece ser su principal preocupación.
Su vestimenta sobria y apropiada le proporcionó una imagen cercana a la gente, con credibilidad, y por supuesto, al ser la única mujer, constituyen las fortalezas que debieron aprovecharse más. Su asesor generó una imagen más rígida y seria, por lo que la hicieron algo distante. Utilizó un traje en color negro y una blusa blanca, un alto contraste de colores que enfatizan la seriedad y rigidez de su imagen.
nullSe vistió igual que los otros candidatos y faltó un toque más feminino y auténtico. Un poco más de color le hubiera ayudado a suavizarla y a diferenciarla de los demás, el color negro la palidecía y era demasiado contraste para su piel y cabello.
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Los aretes que usó eran largos y junto con el cabello le acortaban mucho el cuello, por lo que era importante alargarlo con unos aretes cortos y cabello recogido. Asimismo, el escote de la camisa le hubiera quedado mejor si lo hubiera elegido redondo para contrarrestar las líneas angulosas del saco y crear una imagen más accesible.
Las sombras de ojos se veían en tonos muy oscuros y con toques en negro, nuevamente vuelve a dar demasiada seriedad a su mirada, lo mismo que con su labial en un color oscuro. Para otras ocasiones podría utilizar tonos de sombra en color ocre para potenciar el color de sus ojos y verse más natural, un labial en un color más vivo como el coral o salmón para lograr un toque más jovial.
Al comenzar el debate, se le percibió muy nerviosa, tartamudeaba y la velocidad en su voz era muy rápida. Conforme fue transcurriendo el debate la vimos más relajada, pero trató de acompañar con tanta fuerza su discurso, que le faltó naturalidad. Sus movimientos de brazos y manos eran rápidos, por lo que daba la sensación de ansiedad. Le faltó hacer su discurso más platicado como los otros candidatos.
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