OPINIÓN: ¿Quién aprovechó mejor el debate?
Nota del editor: Ricardo Robles es consultor en Liderazgo y Manejo de Crisis. Es experto en Comunicación Estratégica y Campañas Políticas. Ha coordinado campañas desde municipales hasta presidenciales; y ha capacitado a líderes sociales, empresarios, candidatos y políticos de Costa Rica, Cuba, El Salvador, España, Honduras, Italia y México. Ha sido vocero del Partido Acción Nacional, de la American Chamber Mexico y de la Confederación Patronal de la República Mexicana. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
(ADNPolítico) – En un ejercicio inédito en formato, los mexicanos pudimos finalmente presenciar ayer un debate fluido que, al menos en esquema, propiciaba el debate, el contraste y hasta la interrupción entre los aspirantes a la Presidencia de la República.
OPINIÓN: Primer debate, ¿un cambio sustancial en la campaña?
Quienes mejor aprovecharon el ejercicio y seguramente “algo” pudieron incrementar en su intención de voto rumbo a la próxima elección (la pregunta es cuánto y de dónde) fueron claramente Ricardo Anaya y Jaime Rodríguez “El Bronco”. Andrés Manuel López Obrador logró defenderse y, sobretodo, aguantó el embate de todos. José Antonio Meade y Margarita Zavala… presentes pero ausentes. Veamos:
Ricardo Anaya
Su estrategia fue clara desde el primer instante de su participación: el debate era contra el candidato de Morena. Había que confrontarlo, evidenciar el contraste al electorado. Si era atacado por Meade o Margarita con el asunto de la corrupción se defendería en un instante, no más. Si alguien quería más información, nos enviaba a su página web o pedía a su equipo que en ese momento subiera los datos correspondientes. En el cierre quedó a deber, le faltó entusiasmar, mover y terminar de convencer para cerrar muy bien un ejercicio que para él había resultado favorecedor.
nullPero el objetivo era claro: contrastar a Andrés Manuel, evidenciarlo, hacer notorias sus contradicciones. Fue seguro, contundente y manejó muy bien sus tiempos. Objetivo claro y disciplina en el mensaje. Los sondeos realizados por algunos medios de comunicación y líderes de opinión lo colocan, en su mayoría, como el claro ganador. Sin embargo, no noqueó a su contrincante, quien es un rival fuerte y claramente posicionado en un amplio primer lugar, y seguramente eso era lo que se había planteado como objetivo.
Andrés Manuel López Obrador
En general podríamos decir que se le vio errático, con sus distinguidas pausas de silencio para responder, buscando constantemente notas en su portafolio, agachándose, lo cual generó memes en las redes sociales; respondió lo que quiso y como quiso. Tuvo otro problema grave: dejó de ser el candidato carismático: la presencia de El Bronco le quitó el monopolio que tenía en esa lógica. Ahora hay alguien más controvertido, más diferente a la clase política y hasta más chistoso que él.
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Si bajo esa lógica lo calificamos podríamos decir que perdió el debate, pero no fue así. Nunca se salió de control. No cayó en las provocaciones de ninguno de sus contrincantes a pesar de ser el objetivo de ataque de todos. Se le vio sonriente, despreocupado, tranquilo. Seguramente lo entrenaron para evitar caer en provocaciones, para mostrar un lado que ya ha mostrado en otras elecciones: intolerante, enojado, autoritario, grosero… ese candidato no asistió; en su lugar fue el que todo se lo tomó con calma. En el equipo de campaña seguramente pensaron que era mejor perder algunos puntos y no ganar el debate, que perder otra elección presidencial por los mismos errores de antes.
José Antonio Meade
Arrancó muy bien. Con claridad en lo que tenía que hacer: atacar a Andrés Manuel para posicionarse en un claro segundo lugar por encima de Anaya. Pero fue su mejor momento junto con alguna frase contundente contra el candidato de Morena. El resto del debate se fue desdibujando para él. Mantuvo el formato anterior de los debates del IFE que, en realidad, eran monólogos o exposiciones de motivos. Hizo un pésimo manejo de tiempos.
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Jaime Rodríguez 'El Bronco'
Fue una sorpresa extraña. Argumentó muy bien en algunos momentos, cambió aún más el esquema del debate haciendo preguntas a sus contrincantes y aún más, dando tiempo para sus respuestas. Aprovechó un buen recurso visual con su número de WhatsApp y logotipo. Tuvo un arranque muy bueno, contundente y emotivo y nos dejó el resto del debate la bala sobre el atril como elemento simbólico. Sin embargo, sus contradicciones evidentes y, sobretodo, sus propuestas alocadas le hacen perder credibilidad, como la de cortarle la mano a los delincuentes. Pero es una gran incógnita y aún está por verse si el electorado lo califica como locuras o es precisamente a “un loco” a quien quieren ver en la Presidencia y eso le da puntos.
OPINIÓN. La claridad en la rendición de cuentas, ausente en el debate
Margarita Zavala
Entró muy tarde en el debate, su primera intervención fue casi 20 minutos después de haber iniciado. Se le vio poco natural, con un ritmo diferente todo el tiempo al resto de los participantes, muy acelerada y con un lenguaje corporal repetitivo y monótono. Se le notaba nerviosa. El uso de las manos fue malo y repetitivo todo el debate. Habló constantemente directa o indirectamente del gobierno de Felipe Calderón, aunque pretende distinguirse. Su mejor momento fue sin duda su cierre. Tal vez el mejor de todos los candidatos. Pero su participación tenía expectativas más altas.
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Entonces, ¿quién ganó?
Anaya, comentamos desde el principio. Sin embargo, otra perspectiva es posible: si cerramos el análisis solo entre quienes disputan con claridad la Presidencia podríamos decir que: si el resultado lo medimos contra el objetivo, Andrés Manuel ganó el debate. Y lo ganó porque no lo perdió, es decir, porque no se salió de control, porque no se equivocó estridentemente, porque aguantó los golpes con una sonrisa. Mientras que Ricardo Anaya a pesar de un gran esfuerzo, no logró tirar a su contrincante, no logró hacer que cayera de manera evidente.
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Los debates tienen como objetivo argumentar y contrastar candidatos, ideas y propuestas para que los electores podamos tener más elementos a la hora de decidir por quién vamos a votar. Es muy probable que, como resultado de este ejercicio, Ricardo Anaya y 'El Bronco' aumentaron su intención de voto; mientras que López Obrador poco o muy poco perdió.
Lo que sí queda en evidencia son dos cosas: que el ejercicio fue muy acertado y deberíamos exigir tener más en todas las elecciones; y que esta elección comienza a configurare en dos posibilidades reales frente a quienes quieran que su voto realmente influya para elegir Presidente de México. No más.
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