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Benito Juárez e Iztapalapa se vuelcan a las urnas

Dos de las alcaldías con mayor definición en su postura política salen a las casillas para ejercer su voto.
dom 02 junio 2024 05:44 PM
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Personas que no se encuentren en el lugar donde está su domicilio o que se hallen en tránsito o lejos de la casilla que les corresponde ejercieron su voto de forma electrónica en la Casilla Especial ubicada en la Utopía Teotongo, alcaldía Iztapalapa.

El 2 de junio de 2024, los habitantes de la Ciudad de México mayores de 18 años inscritos en el padrón del Instituto Nacional Electoral (INE) saldrán a ejercer su derecho a votar por la persona que consideren idónea para ocupar un cargo de representación popular.

De acuerdo con el Instituto Electoral de la Ciudad de México, para el proceso electoral de 2024 los capitalinos votarán por 77 cargos que estarán en disputa por candidatos o candidatas postulados por uno o varios partidos políticos, en alianzas o coaliciones, así como ciudadanos sin partido. Ante dos de las alcaldías con mayor participación política tanto con la oposición, como con el gobierno actual, los ciudadanos coincidieron en la relevancia de votar.

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Benito Juárez vota con fe y entusiasmo

La sede del Partido Acción Nacional (PAN), en la colonia Del Valle, se encuentra desolada a las 7:00 de la mañana este 2 de junio. Pero a tan solo tres calles, en la casilla 4465, en José Bartolache, ya hay más de 50 personas esperando a que se abran las urnas para votar, entre ellas, María Antonieta Tello y su hermana Teresa.

Ambas hermanas son de la tercera edad y ‘madrugaron’ para venir a votar. Son más de las 8:30 y aún no abren la casilla. A esta hora ya hay cerca de 200 personas en la fila esperando, muchas de ellas irritadas. “Yo me vine temprano para hacer el tour. De aquí me voy a Plaza Universidad por mi dona gratis a Krispy Kreme y por mis sombras a Sally”, dice Teresa entre risas y menciona que por ser cupo limitado es probable que muchas de las personas no alcancen premios como ella.

La casilla 4465 abre hasta las 8:50, avanza lento y la fila no deja de crecer. Aquí hay 1,220 boletas, de acuerdo con los funcionarios de casilla, y para las 9:30 de la mañana las personas son cerca de 300. Mirna G. es una de ellas. “A mi me da miedo que las elecciones estén arregladas, porque todos sabemos que el presidente quiere a Claudia (Sheinbaum), pero por eso es importante salir a votar y que haya muchos observadores atentos”, señala.

Alejandro y Lilian son una pareja que también esperan en la fila. “Están muy peleadas estas elecciones, pero por lo menos aquí sí es seguro salir a votar. Hay zonas donde no solo es peligroso, sino que manipulan el voto. No hay que dejarse manipular”, dice Alejandro.

La casilla 4465 no es la única con una fila larga, sino también la casilla 4495, en la calle de Uxmal. Aquí, las personas alcanzan hasta la siguiente cuadra y muchas ya llegaron preparadas con bancos, sombrillas y agua para esperar.

Salvador Muñoz saca su cronómetro: lleva esperando en la fila una hora con siete minutos. “Me gusta lo que estoy viendo. Hay mucha gente saliendo a votar. Pero esto depende, no del nivel socioeconómico sino del nivel sociocultural. Es importante que la gente vote muy bien informada”, dice Muñoz, y detrás de él esperan también Sergio y Montserrat, una pareja de 27 y 23 años. “Considero que hubo mucha información sobre los presidenciales y jefe de gobierno, pero la verdad me faltó información sobre los demás” reconoce Sergio.

Las largas filas no se replicaron en la casilla 4275, en la colonia Obrero Mundial. Aquí apenas hay dos personas y pasaron sin esperar. Pero hay una explicación: en esta casilla sólo se recibieron 563 boletas, casi la mitad que en las anteriores.

“Al inicio la gente se enojó mucho porque nos tardamos, porque no somos médicos, porque no tenemos un botiquín de primeros auxilios, pero no toman en cuenta que media hora para montar urnas no es suficiente y que hay una población muy grande de adultos mayores”, dijo Sergio Barranco, el encargado de la casilla.

Basta con dirigirse un kilómetro, en la colonia Nápoles, para volver a encontrar abundantes filas. Salma Gómez, escrutadora en la casilla 4350, intenta organizar a las personas. Hay cerca de 400 personas en la fila esperando para votar en las 1,510 boletas que hay aquí. “Como es algo nuevo para todos, vamos lento. Nos retrasamos en el acomodo y además, si jalas rápido la boleta, se rompe. Hay que ser cuidadosos”.

Pero María Antonieta Saucedo ya votó y sale a encontrarse con su hija: “Yo voto porque me gustaría que México volviera a ser un país pacifico, libre y democrático. Hemos perdido la libertad y la democracia. Es muy importante que la gente no pierda el interés y salga a votar”.

Es mediodía del 2 de junio. La sede del PAN sigue vacía y sin rastro de actividad alguna, pero las filas están a su alrededor. En avenida Coyoacán, Rodriguez Saro, Adolfo Prieto, el eje 8, los restaurantes, las cafeterías y las casillas están con casa llena. En estas elecciones, la Benito Juárez salió a votar.

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Iztapalapa vota por más Utopías, pero también más seguridad

Son las nueve de la mañana en la colonia Barrio San Pablo, una de las ocho comunidades originarias del Centro de Iztapalapa, donde los tianguis, puestos de comida, mototaxis y habitantes discurren con normalidad, pese a que hoy se celebran comicios electorales. Las filas para votar se miran cortas y tranquilas, a pesar de que las casillas iniciaron con retrasos de más de media hora por la falta de funcionarios. Algunos ciudadanos tuvieron que asumir roles en las urnas para dar inicio al proceso electoral.

“Me pidieron integrarme como funcionario de casilla. Yo acepté porque quiero que mis vecinos puedan ejercer su voto, porque quieren que cambie esta Alcaldía, pero nunca había pasado algo así”, dice José, quien prefirió omitir su apellido y que ahora vigila las urnas de la casilla de la sección 2048 del Barrio San Pablo, Iztapalapa.

Conforme avanza la mañana las personas que más han salido a emitir su voto son adultos mayores, mientras que son escasos los jóvenes que se forman para votar.

Samantha Ruiz, de 28 años, ha vivido toda su vida en Iztapalapa y aunque emitió su voto aún se cuestiona si ha valido la pena. “Esta vez no me siento cómoda porque pienso que no hay democracia, siento que todo está arreglado y vengo a votar para que vean que sí estoy ejerciendo mi derecho pero en realidad siento que no puede servir de mucho”, dice lamentándose.

Ruíz asegura que en los últimos cinco años ha sido testigo de cómo en su colonia, Granja San Antonio, se ha agudizado el problema de la drogadicción, la delincuencia y el maltrato animal, pese a que llegó una gobernante que prometió mejorar la vida de los jóvenes.

Este sentimiento es compartido por Sergio Ruvalcaba, ciudadano del Barrio San Pablo, que asegura que esta vez no le emociona salir a votar, pero aún confía que su voto puede ayudar a cambiar la situación de su colonia.

“Esta alcaldía está muy mal en seguridad y espero que votando por otro partido se pueda cambiar eso. Pero sé que ha habido PAN, PRI, PRD y ha sido lo mismo. Los proyectos que impulsó Clara Brugada, dice que embelleció a Iztapalapa pero no ha servido de mucho si lo elemental, la seguridad, siguió igual”, lamentó el ciudadano en entrevista.

La percepción para los adultos mayores es distinta. En los últimos seis años aseguran que Iztapalapa ha ayudado a las personas con escasos recursos y mejorado el entorno urbano. Algunos ejemplos de esto, señalan, es la llegada del cablebus o el número de luminarias nuevas.

“He vivido hace 50 años en Iztapalapa y creo que ha habido mejoras. Este gobierno es el único que ha volteado a ver a la gente de abajo y claro que hay fallas como la seguridad, pero siempre se puede cambiar”, asegura Andrés Jiménez, taxista de oficio.

Clara Brugada, candidata de la Coalición ‘Sigamos Haciendo Historia’, durante su gestión impulsó programas como Utopías con los que buscaba reconstruir el ‘tejido social’, así como el proyecto del Cablebus para mejorar la calidad de transporte de las personas de Iztapalapa.

“Sé que en los últimos años se creó un programa llamado Utopías y de luminarias en determinadas zonas, pero creo que no han atendido lo que más preocupa: la inseguridad. Yo he sido víctima de la delincuencia y no hace nada la policía, veo cómo se venden más drogas, entonces cómo puedo decir que sus programas han ayudado”, advirtió María Elena Cansino, quien ha vivido en Iztapalapa desde hace 32 años.

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