En este papel, la bicicleta tiene más de una contribución, añadió Remes. En la logística urbana, como ya se explicó, pero también como una propiciadora de algunas características que, si no se cumplen, fungen como obstáculos para esta forma de transporte. Y es que para que pueda usarse la bicicleta en estos desplazamientos se requieren calles bien pavimentadas, con iluminación, con señalización adecuada. Conforme avanza la bicicleta, se mejora también el entorno.
Generalmente, en los corredores arbolados, con espacios comerciales, en donde los peatones pueden desplazarse y convivir, también hay espacios que pueden ser propicios para los ciclistas. ¿Qué más puede hacerse para propiciar el desarrollo y crecimiento de las bicicletas en las urbes? La educación para todos.
“El rol de la bici puede incrementarse si nos enfocamos en la educación masiva: que todos los niños de primaria y secundaria aprendan a andar en bicicleta, facilidades para bicis, estacionamientos, compra de candados… Conforme construyamos condiciones en amplios sectores de la población, vamos a ir creando más ciclistas, de otra manera se queda en tema de nicho”, apuntó Remes.
Alejandra Leal señaló que en la articulación de desplazamientos en CDMX, la bicicleta resuelve tramos cortos, de hasta ocho kilómetros.
En este sentido, un sistema de bicicletas compartidas como Ecobici, se utiliza en viajes de entre uno a tres kilómetros, ya sea para acercarse a otros medios de transporte o durante el último tramo del trayecto hacia los lugares de trabajo. Por ejemplo, apuntó la entrevistada, desde la estación del Metrobús Buenavista a la zona de oficinas en Polanco.