“Por lo regular nos mandan agua dos veces a la semana pero han tardado hasta 20 días y sí nos afecta mucho. Tenemos que ir por pipas y no salen tan baratas porque aunque dicen que es un servicio gratuito, ellos cobran", relata en entrevista con Expansión Política.
Guadalupe añade: “Es estar cazándolas o irse a formar antes de las cinco de la mañana para poder alcanzar una pipa que se reparte para cuatro, cinco o seis vecinos y por lo regular tenemos que dar de 80 pesos cada quien, porque nos sale en 500 pesos cada pipa”.
Desde noviembre cuando se instaló en su hogar uno de los 1,079 sistemas otorgados por la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) con apoyo de 20 millones de pesos donados por la Fundación Gonzalo Río Arronte, Guadalupe no ha tenido que comprar una sola pipa.

“Desde que lo tengo no he tenido que comprar pipas, además de lo poco que cae de la lluvia nos han echado más seguido el agua, ya ahora sí, sin falta, dos veces a la semana”, comenta.
El agua cosechada la utiliza para lavar la ropa, limpiar el baño y patio, así como pisos y escaleras; no la utilizan para bañarse pues pese al uso de pastillas de cloro, Guadalupe afirma que se ve algo turbia.
“Sale un poco amarilla, aunque le echemos los cloros, aunque más o menos se va con la que sale de la llave, porque cuando tarda días y de repente la echan sale como chocolate por todo lo que está en la tubería”, señala.