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En un año, la CDMX marcó su propia estrategia ante el COVID y tuvo desencuentros

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha avanzado en ocasiones a contracorriente del presidente López Obrador y el subsecretario López-Gatell para hacer frente a la emergencia por COVID-19.
dom 28 febrero 2021 11:59 PM
Sheinbaum Vacunación COVID-19 Tláhuac
Aplicación de pruebas masivas, la defensa del cubrebocas, así como tratamientos para pacientes con COVID-19 son algunos de los puntos de la estrategia con la que se ha diferenciado la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, frente al COVID-19.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha defendido en el discurso su coincidencia con el Gobierno federal, sin embargo en sus decisiones ha marcado una diferencia como la representante de una capital con 23 millones de personas entre habitantes y población flotante en el manejo de la pandemia de COVID-19.

A un año desde que se informó públicamente del primer contagio, detectado precisamente en la Ciudad de México, el uso del cubrebocas, las pruebas para detectar casos positivos, los tratamientos para los pacientes de COVID-19 e incluso la vacunación han sido abordados de forma distinta por la mandataria frente a lo instrumentado por Hugo López -Gatell, subsecretario Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, e incluso el presidente Andrés Manuel López Obrador.

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La apuesta de Sheinbaum por las pruebas masivas

La aplicación de pruebas masivas en la Ciudad de México comenzó en junio; durante los primeros 10 días fueron 23,647 personas a quienes se les aplicó la prueba de PCR, cuyos resultados demoraban entre 2 y 3 días.

Esto pese a la postura del subsecretario Hugo López-Gatell, quien descartó la utilidad de las pruebas masivas en México.

"No nos interesa porque es inútil, impracticable y muy costoso en todos los aspectos realizar una entrevista a todas las personas de un universo, pensemos en los 130 millones de personas que habitan en México", afirmó el funcionario federal el 27 de mayo.

Las pruebas PCR se aplicaron en macro quioscos instalados en las colonias con más casos activos en la ciudad.

Sin embargo, ya que estas pruebas tenían que ser llevadas a laboratorios especializados, varias de ellas tardaban incluso más de 10 días para ser analizadas por lo que perdían su propósito de permitir el aislamiento de la persona positiva durante un mínimo de 14 días.

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En noviembre, el Gobierno capitalino apostó por las pruebas rápidas, cuyo resultado se puede conocer entre 15 y 20 minutos después de tomar la muestra.

Para enero se llegó hasta cerca de 23,000 pruebas diarias, aunque han descendido a entre 14,000 y 15,000 por día principalmente porque menos personas acuden a los quioscos y macro quioscos instalados en la ciudad.

Malaquías López, profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM, considera este el punto más fuerte de la estrategia del gobierno encabezado por Claudia Sheinbaum.

“(Las pruebas rápidas) cambiaron el curso de la pandemia en términos tanto del impacto económico como del tiempo para conocer una respuesta.

“Me parece que la trajeron a México aún sin tener plena aceptación de parte de la Secretaría de Salud del Gobierno federal y la empezaron a utilizar en la Ciudad de México”, afirmó.

Las pruebas rápidas con un costo más bajo y resultado más pronto que las de PCR, permitieron detectar incluso por colonias los puntos con más contagios activos en la capital.

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La disputa por el uso del cubrebocas contra el COVID-19

Desde los primeros días de abril de 2020, después de que se declarara emergencia sanitaria por COVID-19 en México, la jefa de Gobierno comenzó a portar cubrebocas en sus eventos públicos así como conferencias.

Esto mientras el subsecretario de Prevención y Salud cuestionara durante meses la utilidad del cubrebocas e incluso señalara que de no usarse correctamente, podría causar que las personas tuvieran menos cuidados como tocarse el rostro o no cubrirse al estornudar y contagiarse.

“No tiene una utilidad importante para protegernos nosotros mismos”, comentó Gatell en conferencia.

El llamado constante en los mensajes públicos de Claudia Sheinbaum a la población a lo largo de la pandemia el uso a utilizar el cubrebocas al salir de casa, en especial en espacios cerrados o concurridos.

Aunque en el discurso la mandataria capitalina ha negado tener algún desencuentro o contradicción con el gobierno federal, enb los hechos ha mantenido una postura diferente al portar cubrebocas en eventos donde acompaña al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se niega a cubrir su rostro.

“Él tiene sus razones para hacerlo y lo respetamos muchísimo y nosotros en general, pensamos que es importante el uso del cubrebocas, pero con todo cariño y admiración siempre al presidente de la República", dijo Sheinbaum.

“Es algo que la ciudadanía debe decidir con base en la información que tiene”, respondió la jefa de Gobierno el 9 de febrero tras ser cuestionada luego de que el fundador del partido al que pertenece, Morena, diera positivo a COVID-19.

“En México no hay autoritarismo, todo es voluntario y cada quien debe de asumir su responsabilidad. (…) Están ayudando a que no contagien a nadie más”, comentó durante una conferencia en Palacio Nacional el 27 de octubre.

Para Rafael Bojalil, investigador del Departamento de Atención a la Salud de la UAM, esto refleja que mientras la jefa de Gobierno ha mantenido una posición científica sobre la toma de decisiones, mientras en el Gobierno federal se ha buscado principalmente cuidar la imagen del presidente.

“El Gobierno de Claudia Sheinbaum está trabajando en función de los datos científicos, específicamente en el uso del cubrebocas por ejemplo. El manejo de López-Gatell ha sido totalmente político.

“Dado que el presidente López Obrador decidió que no iba a usar cubrebocas, entonces el subsecretario López-Gatell hace circo, maroma y teatro para justificar por qué el cubrebocas –según él– no es efectivo cuando toda la evidencia científica apunta a que es el método más eficiente para evitar el contagio”, indica el especialista en entrevista.

Tratamientos y vacunación, en busca de una estrategia para CDMX

La secretaría de Salud capitalina, Oliva López Arellano, tuvo que defender el uso de la ivermectina y azitromicina recetada en los macro quioscos a pacientes con COVID-19.

Esto en respuesta a especialistas de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE), quienes advirtieron de la falta de existencia de evidencia científica sobre su efectividad.

“Nos parece muy adecuado tomar la decisión de generalizar el uso de ivermectina, desde la mirada de salud pública y de dinámica poblacional, sabiendo que no va a lastimar a la población, que es un uso seguro y que puede tener un efecto positivo a los casos confirmados de COVID-19”, afirmó la secretaria el 29 de enero.

Al mismo tiempo, López Arellano anunció la realización de dos ensayos en la “vida real” en cuatro hospitales de la ciudad a 1,666 pacientes.

Ante la falta aún después de un año de pandemia de un tratamiento o droga específicos para tratar esta enfermedad, el investigador de la UAM, Rafael Bojalil, sostiene que fue una decisión acertada el probar con estos tratamientos que han tenido efecto en países como Estados Unidos, aunque no haya consenso en la comunidad científica aún.

“De aquí a que en el país se logre vacunar a toda persona susceptible va pasar mucho tiempo todavía, tan sólo en México si seguimos a este ritmo vamos a tardar tres años y medio.

“En términos de estrategia por supuesto hay que buscar medicamentos que puedan al menos disminuir la mortalidad”, señala el académico.

En cuanto a la estrategia de vacunación, Malaquías López considera que es evidente que la Ciudad de México cuenta con una mayor capacidad organizativa frente a otros estados donde se han registrado aglomeraciones y conflictos, como lo ocurrido en San Andrés Cholula, Puebla y en Ecatepec, Estado de México.

“Refleja diferencias en la capacidad técnica y organizativa que tienen los gobiernos. Creo que la Ciudad de México está poniendo un ejemplo a seguir en términos de cómo llevar estas acciones.

“Si bien aún seguimos hablando de niveles muy bajos de vacunación, la ciudad ha cumplido con esas aplicaciones. Hay que diseñar modelos de aplicación de la vacuna que sean mucho más rápidos; si hubiera vacunas suficientes, que no las tengamos guardadas en los refrigeradores”, indica el profesor de la UNAM.

Sin embargo, para Bojalil la jefa de Gobierno sí ha limitado lo que podría ser una estrategia de vacunación más fina para no contraponerse al Gobierno federal y su Plan Nacional de Vacunación.

“El Gobierno de la Ciudad de México pudo haber mejorado la estrategia de vacunación que es solamente pore dad para ser una estrategia más fina en términos de dónde hay más (contagios), ahí vacuno primero

“Habiendo escasez de vacunas, los lugares en donde se tendría que vacunar son los de mayor incidencia de casos", considera el especialista.

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