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Regular el ‘home office’, el pendiente que el COVID-19 destapó en la CDMX

La epidemia, el confinamiento y la necesidad de que el distanciamiento social siga muestran la urgencia de tener reglas para el trabajo a distancia en la capital, coinciden diputados locales.
vie 12 junio 2020 05:10 AM
Home office
Desde marzo, ante la emergencia sanitaria, las autoridades capitalinas llamaron a las empresas a permitir que sus empleados trabajaran a distancia.

Alma no tuvo tiempo para disfrutar su nuevo lugar en un corporativo bancario en la Ciudad de México. Antes de que comenzara a hacerlo, la empresa avisó a los empleados que deberían trabajar desde casa, debido a las restricciones impuestas por el gobierno capitalino para reducir el riesgo de contagios de COVID-19.

Aunque los servicios bancarios son considerados una actividad esencial, en su banco solo se mantuvo la atención presencial en las sucursales y el resto de los trabajadores contó con apenas tres días para alistarse para laborar a distancia.

“Es complicado porque, al ser servicios financieros, hay que mantener los candados de seguridad, tienes que cuidar los procesos”, dice la joven. “Además, el trabajo subió mucho: solicitudes para aplazar pagos de créditos o hipotecas e incluso amigos y familia que comenzaron a buscarme para contratar seguros de gastos médicos por el miedo a contagiarse de COVID-19”.

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Pese a esa mayor carga laboral y a la necesidad de adaptarse rápidamente, Alma también ve beneficios en el home office.

“Sí he tenido que ir pero nos dan semanas escalonadas para ir a la oficina, hay muy poca gente y toman en serio las medidas de prevención: nos toman la temperatura antes de entrar, usamos cubrebocas, hay dos escritorios vacíos mínimo entre cada uno y siempre el gel sanitizante”, detalla.

“(En casa) he podido estar más con mis hijos, antes nunca desayunaba con ellos y ahora lo hacemos todos los días. He podido ayudarlos con las clases a distancia, cuidarlos y, sobre todo, explicarles qué es lo que pasa para que no tengan miedo”, dice Alma, quien tiene dos niños de siete y 10 años.

Como ella, millones de trabajadores en la capital y en todo el país han tenido que adaptarse al teletrabajo debido a la epidemia de COVID-19. Pero más allá de la actual emergencia, el hecho de que el distanciamiento social deba mantenerse todavía por varios meses o incluso por años —según lo prevén las autoridades sanitarias— señala la necesidad de regular el home office con mayor claridad, advierten legisladores.

En la Ciudad de México, donde se espera que el tema sea una de las prioridades del Congreso local, definir condiciones, responsabilidades y la forma en la que se medirá la productividad de los trabajadores es esencial para poder proteger sus derechos, considera la diputada capitalina Lizette Clavel, del PT.

“Hay nuevas formas de trabajo que debemos entender, y definir cómo se van a estar dando; si el empleado tiene su seguridad garantizada, podemos ir avanzando y en esa materia hay que legislar”, dice.

“La normalidad que buscamos en la CDMX no va a darse antes de 24 meses”

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Aunque a nivel federal el Senado aprobó en junio de 2019 una reforma a la Ley Federal del Trabajo para definir al teletrabajo y las obligaciones y responsabilidades tanto de empleados como de empleadores, esta aún no es votada por la Cámara de Diputados.

Por ahora, lo único vigente es la definición que da el artículo 311 de la norma federal, en el cual se considera como trabajo desde el domicilio “el que se realiza a distancia utilizando tecnologías de la información y la comunicación”.

Debido a esto, Clavel, quien es presidenta de la Comisión de Desarrollo Económico del Congreso de la CDMX, considera que es necesaria una legislación local con mayor detalle.

“Se trata de hacer una especie de homologación. Cuando acudes a un trabajo donde te piden portar un uniforme, el empresario está obligado a dotarte del uniforme”, dice. “Si el empresario te va a solicitar teletrabajo, entonces tendrá que dotarte del software y la máquina con la que vas a realizar el teletrabajo, o llegar a un acuerdo en el cual usas tu equipo, pero si se descompone la empresa se encarga del arreglo”.

A la par, sostiene Clavel, deben especificarse los horarios de trabajo y los descansos, así como definir mecanismos de medición de productividad y objetivos a cumplir o productos a entregar.

“¿Cómo vas a sustituir el reloj checador o el registro de ingreso y salida, los recesos o la toma de alimentos? ¿Cómo los vas a manejar cuando estás a distancia?”, plantea la legisladora.

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El diputado local Diego Garrido, del PAN, presentó en marzo de 2019 una iniciativa para promover que las empresas tengan al menos a 30% de sus empleados trabajando desde sus casas. Sin embargo, esta propuesta fue rechazada por la mayoría de Morena, pues planteaba dar incentivos fiscales a las compañías.

Ahora, además de revivir la iniciativa, el legislador panista busca ir más allá, al regular el home office para los propios trabajadores del sector público: aquellos que forman parte de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y de los órganos autónomos.

“Se tiene que dar un impulso a la figura pero también una regulación, dotar de un marco jurídico, aunque sea mínimo, para que tanto la iniciativa privada como el propio gobierno puedan tener facultades para establecer el trabajo en casa”, dice.

Por ahora, el teletrabajo en el sector público se sostiene solo en el decreto de emergencia sanitaria emitido por la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum. Dicho ordenamiento envió a laborar desde sus hogares a todos los funcionarios considerados no esenciales para atender la epidemia.

"Tras el COVID-19, más gente va a usar el coche para moverse en la CDMX"

Garrido defiende el home office como una forma de trabajo que llegó para quedarse, pues permite reducir el contacto entre personas mientras hay riesgo de contagios, disminuir la carga del transporte público y el tráfico, y que los trabajadores gasten menos en trasladarse a sus empleos.

Sin embargo, el legislador advierte también que es necesario colocar candados para evitar la proliferación de malas prácticas, como que pueda haber “aviadores virtuales” en el gobierno capitalino.

“Tendrán que estar regulados los horarios, la comprobación de asistencia e incluso de la productividad, sobre todo tratándose del servicio público. Así evitaremos la generación de aviadores o de gente que pueda estar en la nómina sin trabajar, con el pretexto de que está desde su casa haciendo alguna labor”, subraya.

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