#UnDíaSinMujeres: trabajadoras del Centro no pueden sumarse al paro

Vendedoras, empleadas y meseras del Primer Cuadro de la CDMX no pudieron unirse a la protesta de este 9M, por temor a perder ingresos.
Muchas mujeres sí salieron a trabajar este lunes de 9 marzo, día en el que fue convocado el paro de mujeres.

A pesar del paro nacional de mujeres convocado para este 9 de marzo bajo el lema #UnDíaSinNosotras, para quienes trabajan en la zona del Centro Histórico de la Ciudad de México este lunes prácticamente ha sido como cualquier otro.

Lilia González, empleada de una tienda de cristalería y adornos de la calle Venustiano Carranza, cuenta que decidió no sumarse a la protesta por temor a que le descontaran el día. Aunque sus patrones no la amenazaron con tomar esa represalia, ella prefirió no arriesgarse a perder sus ingresos.

Ella señala que no es la única en esa situación, pues sus conocidas también optaron por presentarse a trabajar ante la posibilidad de sufrir un descuento en sus salarios.

"Aquí todas vinieron", dice Lilia, al tiempo que acomoda artículos y corta cinta adhesiva para pegar anuncios.

Tras las marchas de este domingo en la CDMX y otras entidades del país en contra de la violencia de género, #UnDíaSinNosotras busca visibilizar el peso de las mujeres en la economía y en la vida diaria, con el fin de exigir respeto a sus derechos y condiciones de igualdad.

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En Motolinia, otra calle emblemática del Primer Cuadro de la capital, Patricia Villagómez explica su caso: cuenta que, como vendedora de una tienda de tenis y otros artículos deportivos, no puede permitirse faltar para unirse al paro.

"Si eres madre y padre a la vez, no puedes dejar de trabajar, ya es nuestra responsabilidad", dice Patricia, quien a pesar de no haber sido amenazada con una posible sanción, al igual que Lilia, prefirió no correr riesgos.

En otras calles del Centro Histórico, la presencia de mujeres trabajadoras es notoria como en cualquier otro día: se les observa lo mismo atendiendo mesas en el Sanborns de Los Azulejos o en el Vips de Madero, como también en los mostradores de tiendas de telas, ropa o zapatos, en ópticas o bien en perfumerías.

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Cerca de la plancha del Zócalo, el oficial Rosales señala que durante este lunes él ha visto prácticamente el mismo movimiento que en otras jornadas.

"Aquí es un día normal", dice el policía, y cuenta que algunas de sus compañeras de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital (SSC) sí recibieron facilidades para poder parar.

A unos metros de la Plaza de la Constitución, donde trabajadores del gobierno capitalino siguen limpiando las pintas que dejó la marcha de mujeres de este domingo, Nadia Iglesias cuenta por qué ella decidió no sumarse al paro.

Organillera de oficio, dice que no se unió a esta protesta por dos razones: en primer lugar, porque no puede darse el lujo de perder un día de ingresos; en segundo, porque considera que una protesta como #UnDíaSinNosotras no es suficiente, sino que se necesita algo de mayor fuerza.

"Yo tengo que pagar la renta del organillo, tengo que comer, tengo que mantener a mis hijos. El jefe cobra y yo no puedo dejar de ganar", argumenta Nadia.

"(Además), no porque una mujer haga paro esto va a cambiar. Tiene que ser parejo, de hombres y mujeres, y que paráramos una semana, no nada más un día", subraya.

Mientras Nadia sigue haciendo sonar la música de su organillo y el propio Centro Histórico sigue su ritmo, el paro de #UnDíaSinNosotras se mantiene en marcha, sin que por ahora pueda conocerse cuáles serán sus saldos y sus eventuales resultados en la lucha de las mexicanas por tener un país donde la igualdad de género sea una realidad.