"No debemos depender de la voluntad del jefe de gobierno en turno": alcaldes
A un año de existir las alcaldías, los titulares de Cuauhtémoc, Néstor Núñez y de Coyoacán, Manuel Negrete, coinciden en que les falta autonomía y operan más como dependencias del Gobierno de la CDMX.
La Constitución de la Ciudad de México fue una promesa de autonomía para la capital, pero un año de que los 16 alcaldes asumieran sus cargos, gobiernan bajo la dependencia del Gobierno central y el vacío legislativo.
Así lo consideron los alcaldes de Cuauhtémoc, Néstor Núñez, y de Coyoacán, Manuel Negrete, así como el especialista y exdelegado de Benito Juárez, Ricardo Pascoe, al poner sobre análisis las facultades otorgadas con esta nueva figura de gobierno.
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Al participar en el Encuentro Expansión, el alcalde Néstor Núñez señaló que esta promesa de autonomía no cumplida parte del propio diseño institucional que los constitucionalistas le dieron a las alcaldías, pues crearon candados para impedir la concentración de poder en un solo funcionario y les dieron facultades a medias, lo que señaló, entorpece el propio gobierno.
La realidad de las cosas es que no dejamos de ser una dirección general: la dirección general de Cuauhtémoc, la de Coyoacán o Álvaro Obregón. Esto no es un problema del Gobierno de la ciudad, es un problema del diseño constitucional.
Néstor Núñez, alcalde de Cuauhtémoc.
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Para el politólogo Ricardo Pacoe, quien fue delegado en Benito Juárez, el problema radica en que “la ciudad vive un limbo legal” pues la Constitución local carece de leyes secundarias. Esto provoca que las reglas que se plantearon en la Carta Magna capitalina sean inoperantes y coincide en que a pesar de que la intención era dar autonomía a los alcaldes, en la práctica no ocurrió así.
“Los alcaldes tienen que hacer política, un poco sobreviven en función del habla y algunas prácticas administrativas y los que ejercen el poder son otros, pero eso no te permite gobernar bien a la ciudad y eso hace que la institucionalidad sea fluida, cambiante, discrecional”, expone.
El dilema que persiste es que los alcaldes hacen política, política local, territorial, y el Gobierno central ejerce el poder y esta diferenciación entre política y poder crea una disfuncionalidad en el gobierno.
Ricardo Pascoe, exdelegado de Benito Juárez.
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El presupuesto no es mío
Una de las áreas donde más han encontrado trabas, es precisamente en el ejercicio de los recursos públicos. Un ejemplo es que cada alcalde tiene, de entrada, alrededor del 60% de su presupuesto amarrado al pago del personal y sólo deciden sobre un 15 o 20% de los recursos que tiene cada año, mientras el resto ya va etiquetado para el pago de servicios y materiales.
El alcalde Manuel Negrete señala que no existe independencia en el uso de presupuesto, ya que está sujeto a la aprobación de la fefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y aunque dice que ha recibido comunicación y apoyo, el Gobierno de la ciudad es como el “papá”. “Te dan algunos recursos, pero no puedes manejar todo este recurso con una autonomía real”, expresa.
El alcalde de Cuauhtémoc señala que esta dependencia presupuestal no solo la viven los alcaldes, sino que alcanza a la propia jefa de Gobierno, frente al Gobierno federal. “Así como las alcaldías todavía no somos autónomas, la Ciudad de México no está en libertad de que su Congreso vote su deuda: la vota la Cámara de Diputados”, señala.
Los concejales: otra figura sin poder
Quienes también quedaron en el limbo legislativo son los concejales, quienes por primera vez forman parte del gobierno de cada alcaldía. Esta nueva figura nació en octubre de 2018 para formar parte de un órgano colegiado que sirva de contrapeso a los alcaldes.
Aunque en teoría deben revisar el proyecto de gobierno del alcalde, vigilar y supervisar el trabajo en la alcaldía como obras y presupuesto de egresos, ninguna de sus decisiones tiene peso real, aceptan los propios titulares de la demarcaciones.
Néstor Núñez explica que aunque algunas de sus decisiones se tienen que someter a la aprobación del Concejo, no pasa nada si no lo hacen, como tampoco hay consecuencia jurídica si éste vota en contra.
Mientras no tengan facultades en lo individual y sólo sean al interior del cuerpo colegiado que es como existen hoy, no representan nada.
Néstor Núñez, alcalde de Cuauhtémoc.
Por su parte, Negrete considera que el trabajo de los concejales es más de gestión, pues aunque pueden opinar por ejemplo en temas de presupuesto, su opinión no es definitoria y la relación con ellos es más bien de cabildeo, gestión ciudadana y cortesía política.
"Los concejales (también tienen pocas facultades) son integrantes de varios partidos, entonces tienes que tener ese cabildeo, esa buena relación con ellos, simplemente para trabajar y hacer cuestiones de servicio y atención a la ciudadanía".
Manuel Negrete, alcalde de Coyoacán.
¿Entonces para qué están los alcaldes?
Pascoe insiste en que el problema parte de la falta de leyes secundarias de la Constitución y esto genera que la situación institucional carezca de la la solidez que se requiere, y alerta que bajo ese contexto la ciudadanía puede llegar a pensar: "¿para qué elijo a mis alcaldes si no tienen facultades?".
“El tema es que hay que legislar y crear estructuras jurídicas institucionales y legales pensando en el escenario de que no haya concordancia entre una administración local y federal. Que la relación sea institucional, no discrecional o porque somos del mismo partido, nos llevamos bien o que somos distintos partidos, entonces te castigo”, dice.
Siendo parte de Morena, el partido con mayoría en alcaldías, Congreso capitalino, y que ocupa la jefatura de Gobierno, Núñez reconoce que por ahora los alcaldes dependen por completo de quien gobierne la ciudad. Su esperanza en un cambio constitucional es poca, pues los legisladores locales se encuentran fragmentados.
“Tiene que haber una forma constitucional de coordinación, no puede depender de la buena voluntad de la jefa de Gobierno. (…) Yo no veo condiciones políticas en el Congreso pese a que hay mayoría, la verdad es que hay divisiones dentro del partido”, señala.