Entre banderas arcoíris, consignas contra las terapias de conversión y música pop, los contingentes de la Marcha del Orgullo LGBT+ llenan el Ángel de la Independencia y Paseo de la Reforma para celebrar por 41 años consecutivos de lucha por el respeto a la diversidad sexual.
Entre la gente, Lilia Balderas sostiene un cartel en el que se lee: “Mi hija es lesbiana y la amo”.
Kimberly reveló a su madre su orientación sexual cuando tenía 13 años y, aunque temía ser rechazada por su familia, fue Lilia quien la acompañó al enfrentar la discriminación en Cuernavaca.