"Yo no soy Javier Duarte ni Roberto Borge", dice Mikel Arriola
Mikel Arriola, virtual candidato del PRI al Gobierno de la CDMX, se define como un político de cambio en una ciudad dirigida desde 1997 por la izquierda del PRD. Pero no sólo eso. También asegura ser un luchador contra la corrupción y un defensor de la "familia tradicional", papel que le ha valido mucha atención mediática.
Cuestionado sobre la paradoja de presentarse como un abanderado de renovación postulado por el PRI —partido que dominó la política nacional durante 71 años—, afirma que él es "la alternancia" en la capital, y se desmarca del fantasma que persigue al oficialismo: la corrupción.
"Yo no soy Javier Duarte ni (Roberto) Borge (dos exgobernadores actualmente detenidos por presuntas irregularidades en sus estados, Veracruz y Quintana Roo, respectivamente). Esto está muy lejos de mi formación", dice.
Maestro en Derecho y en Políticas Públicas y Administración, Arriola llevaba una precampaña ajetreada pero poco visible hasta que en el último día, el 11 de febrero, el aspirante se definió como contrario a las adopciones de parejas homosexuales y a la legalización de la marihuana.
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"Nos falta mucha agenda de la familia. Soy un partidario de la familia tradicional, y quiero que lo sepa la gente de mí cuando vaya a votar", afirma.
De llegar al poder, asegura que impulsaría una consulta pública para este y otros temas polémicos, como el aborto.
"Se suscitó una polémica importante y logramos primero diferenciarnos", dice el priista sobre las otras dos candidatas: Claudia Sheinbaum, de Morena, y Alejandra Barrales, de la coalición PAN-PRD-MC.
Asociaciones pro familia e incluso de la Iglesia católica lo han respaldado, aunque Arriola, quien enfatiza en que no es "homófobo", reitera que no se pronunció por un "cálculo político" para captar el voto conservador, sino para mostrarse tal como es.
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"Soy el único ciudadano en la boleta"
A sus 42 años, está casado con Jimena Galindo, tiene un hijo de cuatro años, Santiago, y es devoto.
"Lo que hago y he hecho siempre desde niño es tener una conexión directa diaria (con Dios)", comenta al respecto.
De llegar al gobierno capitalino, no descarta una reforma con base en los resultados de esta consulta.
Aunque desde que mostró su apoyo frontal a la familia tradicional ha ganado atención mediática, Arriola tiene una propuesta más ambiciosa para sacar del poder a las fuerzas de izquierda, a las que acusa de "clientelismo" para recabar votos.
"Soy el único ciudadano en la boleta y las otras candidatas son militantes de dos partidos (...) He podido acreditar eficiencias en mis anteriores trabajos", apunta quien fue director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Su plan para la capital
La ciudad que quiere construir empieza por garantizar la seguridad tras un incremento de 70% de los delitos en los últimos 20 años y una tasa de impunidad en los crímenes de 94%, afirma. ¿Cómo piensa hacerlo? Apostando por "transitar de lo reactivo a lo preventivo" con tecnología: más cámaras, alumbrado e inteligencia.
Además, propone una policía específica para el transporte público y fomentar la especialización de agentes y de la administración de justicia, hoy colapsada con capacidad para procesar 5,000 denuncias, de las 200,000 que recibe anualmente.
Todo ello, afirma, tendría la finalidad de acabar con la corrupción. "Estamos perdiendo oportunidad de negocio, empleo, y mandando cada vez más gente a la pobreza", dice.
En políticas sociales, no descarta modificar algunos programas pero, sobre todo, quiere acabar con el clientelismo asociado a ellos.
Sobre los problemas de movilidad, que afectan la salud por la contaminación, Arriola propone construir 100 kilómetros de vías de Metro —sin subir el precio— y 70 kilómetros de caminos.
"Un coche que va a 12 kilómetros por hora contamina 233% más que uno que va a 40%", dice, y afirma que sus propuestas son viables sin afectar la deuda de la CDMX.
¿Y qué piensa sobre los sismos que han puesto a prueba a la capital, en particular el del 19 de septiembre pasado?
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Estos sucesos, según el priista, muestran que la CDMX ha tenido avances en materia de prevención, pero también que aún persisten fallas.
"Somos expertos en evacuar edificios en tres o cuatro minutos, ya sabemos qué hacer, el problema ha sido el desastre administrativo de la ciudad", dice.