En Argentina, el fenómeno del aumento de polarización fue bautizado como “la grieta”, y esa grieta comenzó a profundizarse en un contexto de falta de resultados, tanto por parte de los gobiernos de izquierda que duraron 12 años en el poder, como de la oposición de Macri cuando llegó al gobierno en 2015, y se profundizó aún más en los últimos cuatro años que regresó el kirchnerismo con la dupla Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
Los argentinos, como en muchos países de Latinoamérica, están cansados de los políticos de siempre, de esa “casta” de izquierda o derecha que pertenece a la élite y que ha sido incapaz de resolver los principales problemas del país. Hoy Argentina vive una inflación superior al 110% anual y el país tiene más del 40% de su población viviendo en pobreza. Los argentinos no están dispuestos a esperar cambios de largo plazo porque la promesa de estabilizar la economía y acabar con la pobreza simplemente no se cumplió.
El cambio de partidos políticos no significó la resolución de los problemas del país, y la polarización que existió entre estos bandos en la última década terminó por profundizar el malestar hacia toda la clase política en general, generando un rechazo a la polarización que protagonizaron las principales coaliciones políticas de la vida pública del país en los últimos 15 años.
En ese contexto de agotamiento, frustración e indignación, nace el nuevo outsider latinoamericano del que todos los medios, periodistas, analistas y académicos están hablando: Javier Milei, un economista ultra liberal de 52 años que enciende a los más jóvenes con su discurso “los vamos a sacar a patadas en el culo para volver a reconstruir la Argentina”.
El 13 de agosto de 2023 se celebraron en Argentina las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias), fue hasta entonces cuando encuestadoras, académicos, consultores, y periodistas tomaron en serio al “loco de Milei”, aquel economista tertuliano que apareció en los programas de opinión en 2016.
Javier Milei, apodado “El León” por su cabellera despeinada, irrumpió de los sets de televisión a la escena política convirtiéndose en el candidato más votado con más del 30% de los votos de los argentinos, y este 22 de octubre Argentina se encamina a que el outsider gane en primera vuelta.
Milei rechaza el aborto en un pais donde apenas en 2020 fue legalizado. También rechaza la educación sexual en las escuelas. “El León” reniega contra todos. Su grito de guerra “la casta tiene miedo” es combustible para una sociedad harta de la polarización política, que sin cuestionar acepta propuestas de reformas de segunda y tercera generación como la “dolarización de la economía”, la eliminación del Banco Central, del Ministerio de Salud, de Educación y el de Obras públicas. Esas propuestas que muchos especialistas califican como descabelladas se suman a la idea de una educación donde a los estudiantes se les entregue un cheque para que ellos y sus padres decidan a cuál escuela acudir.
En una sociedad orgullosa de su sistema de salud y de su educación “gratuita” las ideas de Milei parecían sacadas de un loco al que nadie escucharía; sin embargo el economista que hablaba disparates en las tertulias de televisión y al que muchos despreciaban se convirtió en el elefante que nadie vio. Hoy su inminente victoria parece más un hecho real que una locura.
La locura de las propuestas de Milei hace resonancia en una sociedad que ya no espera nada de sus políticos luego de 15 años de polarización y que no le importa dar un salto al vacío con tal de conseguir un cambio radical. La frustración y el cansancio se han convertido en acción movilizadora que ha capitalizado el candidato libertario, porque quieren una solución inmediata a años de deficiencias en el Estado y de políticas públicas mal implementadas.
Entonces, ¿por qué Milei capitalizó casi 7 millones de votos? ¿Cómo logró convertirse en el favorito en las encuestas? ¿Por qué México debería voltear a Argentina y reflexionar que, si bien hoy un Milei no sería viable, sí podría estarse gestando un fenómeno similar para 2030?