El estado que será sede de Tesla cuenta ahora con dos armadoras de autos en el municipio de Pesquería, que pertenecen a una misma compañía surcoreana. Se estima que en un tiempo récord de un año se construirá la mega factoría en el municipio metropolitano de Santa Catarina, que convertirá a nuestro país en el mayor fabricante de autos y baterías eléctricas del hemisferio. Estará ubicada a 230 kilómetros de la frontera con Texas y a 60 de Ramos Arizpe, Coahuila, donde se asientan dos plantas de motores y una sólida industria de autopartes que potenciará el clúster automotriz de la región.
Estados Unidos es el segundo mayor mercado automotriz del mundo detrás de China, y el principal destino de las exportaciones mexicanas. Del total de vehículos ligeros producidos en 2022 (3.3 millones), el 87% tuvo como destino otros países. El anuncio de inversión de Tesla estuvo precedido por el de su competidor BMW que destinará 800 millones de euros para fabricar vehículos eléctricos en su planta de San Luís Potosí, que se suma a ocho más de ese tipo en otras entidades.
El nearshoring ha jugado un papel clave en la decisión de Tesla de recalar en Nuevo León, un estado con un ecosistema industrial, tecnológico, universitario y de infraestructura ideal para la firma californiana. Tal como lo comenté en este espacio en octubre, la “cercanía geográfica” comprende la relocalización de los centros de producción a sitios inmediatos al consumidor final, acortando las cadenas productivas y, en consecuencia, los costos. Este sector busca ansiosamente reducir los tiempos de entrega de unidades nuevas por el desabasto de semiconductores que se agudizó en la pandemia.
La extensa red de proveedores de autopartes y la talentosa mano de obra calificada resultan verdaderos incentivos para las 14 marcas que ensamblan autos en el territorio nacional desde la pionera Ford hasta la futurista Tesla, pero también la oportunidad que representa el T-MEC que dispone que los automóviles producidos aquí están exentos del 25% de arancel en el mercado norteamericano. Compartir frontera con el mercado más grande del mundo, contar con aranceles preferenciales y una mano de obra bien valorada en la industria, son en conjunto auténticas ventajas competitivas que han terminado por convencer a los inversionistas de Tesla de optar por México antes que otra nación.
Pero hay escollos a tener en cuenta más allá de la escasez de agua que el gobierno esgrimió como inconveniente para negarle permisos de operación, aunado a la inseguridad que debe ser garantizada en el país y la región del Bajío tan afectada, me refiero a la energía. Un complejo como el que se planea en Santa Catarina demandará una gran cantidad de ese insumo vital, tanto para la fabricación de autos eléctricos como la infraestructura y la tecnología de última generación requeridos. La firma tiene presente ese reto, pues al mostrar el render de su mega instalación, se observa el recubrimiento de imponentes paneles solares.