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#ColumnaInvitada | Vacaciones dignas

Necesitamos urgentemente dar los primeros pasos en beneficio de quienes con su trabajo, y en armonía con las empresas, sostienen la economía mexicana sobre sus hombros.
jue 06 octubre 2022 06:00 AM
Más días de vacaciones elevarán la productividad de los mexicanos
Es importante establecer que las vacaciones no son sólo un derecho laboral sino que su disfrute es necesario para el buen funcionamiento de todo individuo en sociedad, apunta Gustavo de Hoyos Walther.

Se puede decir que cada cultura o civilización tiene un ethos que le distingue. Así, Estados Unidos se funda en el mito del self-made man, que ha logrado su éxito con base en su propio esfuerzo. En contraposición, la cultura italiana se identifica más bien con la idea y práctica de la dolce vita: un estilo de vida que pone énfasis en el disfrute del ocio.

Se habla también de lo industriosos que son los alemanes o de la saudade portuguesa. Si bien todas estas descripciones son elucubraciones muy inexactas, sirven para señalar cualidades que, en muchas ocasiones, nos muestran rasgos distintivos de las culturas humanas.

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A pesar de todas estas diferencias el mundo postindustrial de Occidente ha arribado a un consenso sobre la relación entre el trabajo y el placer.

Desde las reformas hechas por el Canciller Bismarck en Alemania se ha impuesto la idea de que el trabajo no determina todo lo que es una persona. Hoy se considera que existe una esfera fuera del ámbito del trabajo que es primordial para la vida humana.

Lo que se conoce como los derechos humanos de segunda generación o socioeconómicos, son los que han dado vigor a la civilización occidental en las últimas décadas porque se fundan en la necesidad del ser humano para la recreación.

El derecho a las vacaciones pagadas es uno de ellos. Es importante establecer que las vacaciones no son sólo un derecho laboral sino que su disfrute es necesario para el buen funcionamiento de todo individuo en sociedad. Trabajadores que no tengan el descanso y recreación necesarias no podrán contribuir plenamente a la construcción de un orden social en el que reine la convivencia armoniosa.

"Las vacaciones no solo son un derecho laboral", Gustavo de Hoyos

Aunque no es ni remotamente la única explicación, se podría suponer que la explosión de los populismos modernos en el planeta tienen una de sus causas en las condiciones degradantes en que viven millones de trabajadores en las sociedades postindustriales.

El caso de México debe considerarse paradigmático. Sabemos por diferentes mediciones que los empleados mexicanos son de los más trabajadores del mundo y, no obstante, su nivel de productividad es muy baja en términos comparativos.

Las razones de este fenómeno son muy complejas, pero no se puede eliminar del análisis el efecto negativo que causa el cansancio de un trabajador. En efecto, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el estrés laboral produce pérdidas de entre el cuatro y seis por ciento del Producto Interno Bruto a nivel nacional.

Es una dolorosa realidad que el promedio de los trabajadores mexicanos disfrutan de menos días de vacaciones, ya no digamos en referencia con las naciones más desarrolladas, sino incluso en comparación con países de menor o parecida capacidad económica, como Nigeria o Uganda en África, o como Brunei, China, Filipinas, Malasia o Tailandia, en Asia, para referirnos sólo a países que conforman el grupo de economías con menos de nueve días anuales de vacaciones.

Si se contrasta con América Latina la situación empeora. De acuerdo con un atinado comunicado publicado recientemente por la Coparmex, "bajo la regulación actual, un trabajador en México debe pasar 45 años continuos trabajando en una misma empresa para igualar el período vacacional al que tiene derecho la fuerza laboral de Panamá o Nicaragua, o bien destinar 10 años de la vida laboral en una sola compañía para equiparar el mínimo legal en Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela o Bolivia".

Esta situación es insostenible en términos económicos, pero sobre todo éticos. El cambio debe ser inmediato, pues no es compatible con la visión de un México próspero, democrático y civilizado al que muchos aspiramos.

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Por eso es encomiable la propuesta de Coparmex para que en el año 2024 todo trabajador mexicano tenga derecho al menos a 12 días de vacaciones anuales. Después de la evolución de los salarios mínimos inspirada en la nueva cultura salarial y la reforma pensionaria, ambas impulsadas por la Coparmex, es inequívoco que debe regularizarse el añejo rezago en materia vacacional.

Sin embargo, estos cambios importantes deberían ser sólo una parte de una gran transformación de la industria mexicana que promueva, a la vez, el aumento de la productividad y la satisfacción laboral de los trabajadores mexicanos.

Hay mucho por avanzar y necesitamos urgentemente dar los primeros pasos en beneficio de quienes con su trabajo, y en armonía con las empresas, sostienen la economía mexicana sobre sus hombros. El verdadero bienestar económico se construye a partir de un tipo de trabajo que otorgue una plataforma de derechos para todos y, a la vez, oportunidades de prosperidad basadas en la preparación y el esfuerzo de cada cual. Que así sea.

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El autor es abogado y presidente del Consejo Nacional de Litigio Estratégico, A.C.

Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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