Existe la impresión de que México solamente actuó empujado por las amenazas de Donald Trump, pero la verdad es que nuestro país tenía objetivos muy claros para promover una modernización del acuerdo:
- Primero, era fundamental renovar el apoyo político estadounidense al proyecto de integración regional. Ante mayor el escepticismo estadounidense respecto de la globalización y los beneficios del comercio internacional, México necesitaba garantizar que Washington mantendría los lazos preferenciales que se desarrollaron a partir del TLCAN. Mediante la inclusión de obligaciones en áreas que eran importantes para Demócratas y Republicanos, se logró que el acuerdo final obtuviera un apoyo abrumadoramente positivo, tanto del Congreso como de los sindicatos estadounidenses, lo cual indudablemente otorga al TMEC una legitimidad política con la que el TLCAN ya no contaba.
- Segundo, era innegable que todos los cambios tecnológicos hacían del TLCAN un tratado anticuado para las realidades económicas y empresariales. Era simplemente imposible que el comercio norteamericano careciera de reglas, por ejemplo, en materia de comercio electrónico y ambiente digital. Estos temas fueron incorporados en el acuerdo, y han servido para que el comercio digital se transforme en una herramienta poderosa para las empresas, sobre todo las PYMES – se calcula que hacia el 2025 el comercio electrónico crecerá más de 200% en nuestro país.
- Tercero, en un mundo que se está conformando cada vez más en bloques regionales, era necesario fomentar el espíritu regional y reafirmar la alianza de los países de América del Norte. La manera en la cual se movilizaron empresarios, académicos, legisladores y actores de la sociedad civil en defensa del espíritu regional, y cómo a partir de esta movilización se articularon propuestas de acción, será un antecedente importante para la futura revisión del acuerdo en 2026.
En lo que respecta al comercio regional bajo el T-MEC, podemos confirmar que los números son positivos, incluso considerando el efecto de la pandemia. El comercio entre México y EE.UU. pasó de 612 mil millones de dólares en 2019 a 662 mil millones de dólares en 2021, un incremento de más del 8%. Solamente en los primeros cuatro meses del 2022, el comercio ronda los 250 mil millones de dólares, por lo que bien podríamos atestiguar en este año un récord comercial histórico entre ambos países. Esto es muy relevante porque, previo a la entrada en vigor del T-MEC, existían dudas sobre si México tendría la capacidad de consolidarse como proveedor de EE.UU. bajo las nuevas reglas del acuerdo – por ejemplo, reglas de origen más estrictas u obligaciones laborales que podrían desincentivar exportaciones mexicanas – pero como las cifras lo indican, eso afortunadamente no sucedió.