#LaEstampa | Celebrar ante la desolación

Las diferencias políticas –y los evidentes errores del presidente al timón de la actual tormenta– no justifican la apatía frente al festejo, mucho menos su rechazo.
El presidente lanzó 20 vivas en la ceremonia del 2020.

Como en varios años de nuestra tragedia reciente, al grito de Independencia le ha acompañado una extraña tendencia, sobre todo en ese mundo desaforado que son las redes sociales, a descalificar el festejo.

“No hay nada que celebrar. Las cosas no están para eso”, dicen algunos, remitiendo al calibre mayúsculo de la crisis que enfrenta el país.

En lo segundo, tienen razón. México no está, en general, para celebrar nada. A la década y media de violencia se suma ahora un colapso económico sin precedentes y, mucho peor, una debacle sanitaria que ha concluido con la muerte de decenas de miles de mexicanos. El país duele, y quien lo niegue es terco o cínico o una combinación.

Pero la sugerencia de que el momento no amerita celebrar el nacimiento de la patria es una equivocación. A México hay que celebrarlo siempre. El país no empieza ni termina en la coyuntura actual, por más difícil que sea.

México comenzó su lucha por la independencia hace ya 210 años. Desde entonces, el país se ha sobrepuesto a invasiones, brutales derrotas militares, encono interno y colapsos económicos.

En la Revolución Mexicana murieron al menos un millón de personas, de manera directa e indirecta, en una década de conflicto, periodo que incluyó el impacto salvaje de la influenza española. México ha atravesado también por lapsos de tremenda tensión política y desesperanza. En todo momento, el festejo de la idea de México se ha mantenido en pie. Y así debe de ser.

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Hay quien ha querido interpretar el grito del presidente López Obrador desde Palacio Nacional frente a un Zócalo vacío como una señal de su derrota. Hacen mal. Las diferencias políticas –y los evidentes errores del presidente al timón de esta tormenta– no justifican la apatía frente al festejo, mucho menos su rechazo.

México fue antes de López Obrador y será después. Precisamente por eso vale la pena sumarse a los “viva México” del presidente, incluso con mayor fuerza ahora que enfrentamos la desolación. El país sigue, y es nuestra obligación que así sea. Esa es la mejor manera de honrar la memoria de los hombres que entregaron la vida hace más de dos siglos para darnos patria.

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