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La Estampa | Gordon Sondland, un funcionario de EU que dijo la verdad

Ayer, Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos frente a la Unión Europea, declaró en el proceso contra Trump; a la vista de todos, reveló una verdad que incluye a Trump y a sus cercanos.
jue 21 noviembre 2019 09:32 AM
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Comparecencia. Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos frente a la Unión Europea.

Hace casi veinte años, en las horas posteriores al 11 de septiembre del 2001, un querido amigo me llamó por teléfono con una reflexión: hay días que permanecen en la memoria porque son puntos de inflexión históricos.

“Por el resto de nuestras vidas recordaremos dónde estábamos cuando el segundo avión se estrelló contra esa torre”, me dijo. Y es verdad. Nunca he olvidado que esa mañana estaba dando clases en el Tec de Monterrey. Ayer tuve una sensación parecida mientras escuchaba el testimonio de Gordon Sondland, embajador de Estados Unidos frente a la Unión Europea, durante las audiencias del proceso de destitución de Donald Trump en el Congreso en Washington.

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Sondland, un acaudalado empresario hotelero, recibió el nombramiento como embajador solo después de donar un dineral a la campaña de Trump. Al principio debe haber estado feliz de pasar un buen tiempo en Europa. Después, no tanto. Sin ninguna experiencia diplomática relevante, Sondland de pronto se encontró en el centro del mayor escándalo político de los últimos años en Estados Unidos.

Como embajador, Sondland fue parte de la polémica negociación entre el gobierno estadounidense y el ucraniano para exigir que el presidente ucraniano Zelenski reabriera públicamente un proceso de investigación sobre el papel de Hunter Biden, hijo del exvicepresidente Joe Biden, principal rival de Trump rumbo a la elección del año que viene, en una empresa local. A cambio, Trump y su equipo liberarían un paquete de ayuda militar por más de 400 millones de dólares.

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Este quid pro quo, a todas luces incorrecto, inmoral y posiblemente criminal, ha puesto a Trump al borde del que sería solo el tercer juicio de destitución contra un presidente en la historia de Estados Unidos. Durante semanas, Sondland ofreció vaguedades sobre lo que había vivido, negándose a calificar como un quid pro quo lo que evidentemente se planteó como una transacción. Todo cambió el miércoles, cuando Sondland, cara a cara con el juicio de la historia, decidió quemar la casa: confirmó que el trato entre la Casa Blanca y los ucranianos había en efecto supuesto un quid pro quo e implicó en la trama a prácticamente todo el círculo cercano a Trump, desde el Secretario de Estado Pompeo hasta el vicepresidente Pence.

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“Todos estábamos enterados”, declaró Sondland. De acuerdo con el explosivo testimonio, esos “todos” (que incluye literalmente a todos los hombres del presidente) actuaron por disposición directa de Trump. La acusación no podría ser más grave. Y de tan grave, podría ser histórica, como uno de esos momentos que se quedan en la memoria.

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Aún es improbable que los senadores republicanos le den la espalda a Trump y lo remuevan. Un presidente de Estados Unidos jamás ha sido destituido en un proceso como este. Pero el testimonio de Gordon Sondland ahí queda. Y el electorado estadounidense lo siguió con atención. Quizá valdría la pena ir recordando dónde estábamos cuando Sondland se plantó, ufano, frente a los congresistas estadounidenses. Y dijo la verdad.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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