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Trump en campaña

El presidente estadounidense ve una rentabilidad electoral en atacar a México saltándose todos los acuerdos. Está jugando con fuego y en su partido lo saben, opina Alberto Bello.
lun 03 junio 2019 10:36 AM

CIUDAD DE MÉXICO (Expansión Política).- Tenemos por delante un año y medio repleto de disparates procedentes de la Casa Blanca. Nos saldrán caros a nosotros, y a quienes votan a Trump, pero eso no parece importarle mucho al presidente estadounidense, convencido de que mover la agenda a golpe de arancel le acerca a ganar la elección de noviembre de 2020.

El motivo o pretexto, como en 2016, es si México hace lo suficiente para detener la migración procedente de Centroamérica. La manera de cuestionarlo es absolutamente inaceptable, y pone una tensión innecesaria en la relación bilateral después de que ambos países invirtieran mucho esfuerzo en negociar el T-MEC.

Utilizar el comercio como arma para resolver otros problemas con un socio estratégico es una insensatez. Erosiona la base de confianza necesaria para que crezca la relación, para que empresas y ciudadanos de ambos lados inviertan en el largo plazo; resta credibilidad a cualquier negociación.

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Transforma una relación de largo plazo en un forcejeo transaccional. Adiós, amigos.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha mantenido una serenidad insólita ante la insensatez. Es la estrategia correcta: Trump está relativamente solo en esto frente a su equipo económico y gran parte de su partido. Por ahora no se trata de una ofensiva nacional, sino de un presidente en campaña y con ocurrencias. Quien se enoja, pierde.

Para persuadir y dar la cara, esta semana varios secretarios estarán en Washington en una ronda de convencimiento. El canciller Marcelo Ebrard se reunirá el miércoles con el secretario de Estado Mike Pompeo para abordar el tema migratorio. Insistirá en lo que México ya ha expuesto: que va a hacer respetar la ley nacional y el respeto a los derechos humanos. No hay mucho más que hacer.

Frenar los flujos migratorios de Centroamérica requiere en el largo plazo de un plan de desarrollo regional como el que ha propuesto México. Lamentablemente, eso de invertir en el extranjero en algo que no sean guerras no va bien con la cultura política estadounidense reciente. Hubo un plan Marshall que anticipó el mayor periodo de prosperidad del siglo XX, y ahí lo dejaron.

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También buscarán a sus pares los secretarios de Economía, Graciela Márquez; y el de Agricultura, Víctor Villalobos. Estos lo tienen más fácil, porque los aranceles con los que amenaza Trump son absurdos. Ya las asociaciones gremiales, empezando por la American Chamber, han puesto el grito en el cielo y reclaman al gobierno que ponga fin a una iniciativa que podría frenar la economía en seco.

Hay varias razones por las que los aranceles con los que ahora amenaza la Casa Blanca no se sustentan.

OPINIÓN: Migración, aranceles y Twitter en la era de Donald Trump

El pretexto legal, la Ley de Emergencia económica, es una herramienta de 1977 en plena guerra fría que se utilizó previamente contra la Nicaragua pro soviética; no para resolver disputas comerciales, mucho menos migratorias. Parece dudoso que el Congreso estadounidense, único autorizado para aprobar medidas fiscales (como aranceles), se trague el cuento. Varios senadores y representantes del Partido Republicano ya han declarado su oposición a la medida. Dado que Estados Unidos está al borde de una guerra comercial con China, parece un momento especialmente inapropiado para declarar la guerra a tu tercer socio comercial.

Lo peor de todo es que tanta insensatez sale muy cara. Las Bolsas ya cayeron 2% con un simple tuit y ponen malas perspectivas. Este lunes y martes, los dos días previos a la reunión de Ebrard y Pompeo, pueden ser terribles para los mercados. ¿Habrá medido Trump las consecuencias de su amenaza? Ya los medios estadounidenses reporteaban la semana pasada la oposición Robert Lighthizer, representante comercial; y Steven Mnuchin, titular de Tesoro, a la iniciativa.

En estos dos días previos a la bilateral Ebrard-Pompeo, México puede lanzar una ofensiva diplomática y de comunicación en Estados Unidos. Explicar en medios, a secretarios y a medios que México hace mucho por contener las drogas y la migración, pero que eso es otra discusión. Recordar que la separación de lo comercial y lo migratorio es la única manera de poner algo de racionalidad en todo esto. Explicar qué pasaría si México dejara de hacer todo lo que hace y abriera del todo las fronteras, horizonte de una improbable escalada en el conflicto. Al fin y al cabo, los aranceles están fuera de la ley, si Estados Unidos viola el Estado de Derecho, ¿qué nos queda?

OPINIÓN: ¿Qué opciones tiene México ante las amenazas de Trump?

Hay una preocupación de largo plazo que atender: cómo hacer llegar al estadounidense medio que México es más que Cancún, narcotráfico y migración. Somos un país democrático, liberal, que contribuye a la economía de Estados Unidos con flexibilidad para sus empresas, mano de obra competitiva de uno y otro lado de la frontera, un mercado de 120 millones de personas y productos baratos para sus despensas. Que además es parte fundamental de su cultura, sus burritos y tortillas, su 5 de Mayo y sus clases de español en las escuelas.

No podemos ser ingenuos. Esto es un trabajo de largo plazo. Preparémonos para un año y medio de ser el saco de boxeo de un presidente que ya anunció su candidatura, y a quien le funcionó muy bien atacar a México.

¿Cuál es el margen de maniobra político que tiene nuestro gobierno? Los principales aliados de Trump, los proteccionistas y aislacionistas, también están aquí, en el partido del presidente, y ante la invitación a la ruptura implícita en las bravuconadas del Señor Arancel, habrá quien esté encantado de tomarla. El señor Trump, además de ser un populista impresentable, está jugando con fuego.

Nota del editor: Alberto Bello es director de Hard News de Grupo Expansión. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

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