#VocesADN | Madres, ¿qué celebrar?
Nota del editor: Caleb Ordóñez Talavera (1984) es abogado, comunicador y especialista en Periodismo digital por la Universidad Complutense de Madrid. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Wendy es una niña oaxaqueña de 11 años de edad. El pasado 14 de abril se encontraba hospitalizada en el centro de salud “Doctor Aurelio Valdivieso”. La razón: había dado a luz al pequeño Alexis. Para ese entonces, Wendy tenía 10 años de edad y no sabía exactamente lo que estaba sucediendo. Declaró que la habían llevado anteriormente un par de veces al doctor, pero nada más. Hoy tiene que hacerse cargo de la manutención, educación y alimentación de su hijo, otro niño, todo esto a causa de una violación sexual.
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Entre la nostalgia y el romanticismo, la madre es un ser casi venerado en México. Es, por mucho, el miembro de la familia más respetado y recordado. Aunque no se puede negar el imperante machismo que existe en la sociedad mexicana, que subordina en casi todo a la mujer. La figura materna sigue siendo una especie de celebridad sagrada.
Sin embargo, la realidad de la mayoría de las madres en México puede resultar incluso aterradora a nivel mundial. Nuestro país mantiene el primer lugar de madres adolescentes dentro de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Cada día más mujeres que dan a luz viven en estado de vulnerabilidad, pobreza, con un escaso nivel educativo y con menos posibilidades técnicas de conseguir mejores oportunidades o salarios.
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De acuerdo con el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), participante en la campaña #NiñasNoMadres, cuatro de cada 10 mujeres víctimas de violencia sexual son niñas menores de 15 años. El 11% del total de los embarazos en México se da entre niñas de 9, y adolescentes de 17 años. Lo más preocupante de esto es que el la posibilidad de perder la vida estando embarazadas entre las más pequeñas es hasta de un 60%.
¿Y papá?
Es verdad que México ha bajado considerablemente los índices de fecundaciones, las mujeres mexicanas tienen menos hijos. En el mismo sentido, los índices de madres solteras se han disparado. La reconfiguración de las familias, la violencia y el mismo desapego del varón han ocasionado que al día de hoy, el 33.5% de todas las madres no tenga pareja. De ellas, más del 53% tienen nivel académico hasta la secundaria. El INEGI considera a las madres solteras, como “aquellas mujeres que no se casaron o vivieron en unión libre, es decir, nunca cohabitaron con el padre de sus hijos”.
Los abuelos ayudan, el 57% dice que sus padres las mantienen mientras que 34.5% son las jefas del hogar.
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En la sociedad mexicana la figura paterna está devaluada y olvidada. Esto acarrea más problemas de los que imaginamos. Un informe de The Family Watch (TFW) titulado “La importancia de la figura paterna en la educación de los hijos: estabilidad familiar y desarrollo social” asegura que la figura paterna es indispensable para la crianza de hombres equilibrados y afirma que quienes crecen sin ella tienen más tendencia al machismo y a la violencia, entre otros problemas.
Después de extensísimas investigaciones, determinaron que las personas sin una imagen paterna componen las siguientes estadísticas:
- 85% de los desórdenes de conducta
- 90% de los que escapan del hogar
- 75% de los pacientes en centros de rehabilitación
- 80% de los violadores sexuales
- 85% de los confinados en las cárceles
- 92% de las mujeres que se divorcian
- 71% de los desertores escolares
- 63% de los suicidas
¿Celebrar el Día de la Madre?
Los números pueden ser crudos y hasta dramáticos, pero nos demuestran que la figura materna va mucho más allá de una fecha para festejar. La celebración del Día de la Madre en nuestro país es completamente superficial, pues nunca nos adentramos a los problemas que suceden diariamente dentro de millones de hogares mexicanos, donde 6 de cada 10 mujeres aprenden a vivir la violencia en silencio, sin ningún tipo de protección; donde las políticas públicas no han hecho justicia para las niñas que son obligadas a ser madres.
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México necesita ir más allá de reconocer el papel de las madres, exige que haya un esfuerzo social, gubernamental y cultural mucho más serio.
Respetar y promover el amor a las madres sin duda es positivo. Sin embargo, solo erradicando el machismo en nuestro círculo social y en las leyes, desmitificando la imagen abnegada de la mujer, educando a los próximos padres hombres a tomar su rol en la familia, evitando el embarazo adolescente, propiciando el estudio y buenas condiciones laborales de las madres, vamos a darle el lugar que representan en el país.
Entonces ese día podrán festejar todas las madres de México.
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