#VocesADN | Todos vs. Velasco... pero ¿y Mancera?
Nota del editor: Don Porfirio Salinas es híbrido de política, iniciativa privada y escenario internacional. Priista orgulloso de “el valor de nuestra estirpe” (Beatriz Paredes dixit); y antagónico al régimen actual, contrario a esta estirpe. Convencido de la política como instrumento de construcción de país, desde cualquier trinchera. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas del autor.
CIUDAD DE MÉXICO, (ADNPolítico) - La controversia por los movimientos de Manuel Velasco, ilegales en la opinión de muchos, entre la Gubernatura y el Senado ha sido muy intensa. El tema ha acaparado la agenda nacional ante los excesos del hoy flamante Coordinador “con licencia” de los Senadores del PVEM.
Sin embargo, en la opinión pública no se han visto los mismos niveles de indignación ante la situación de Miguel Ángel Mancera, probablemente el peor Jefe de Gobierno de la Ciudad de México de las últimas décadas.
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No olvidemos que Velasco pudo ser candidato gracias al antecedente del aval que dio el TEPJF, uno de los más cuestionados desde su creación, a la candidatura de Mancera al Senado; candidatura claramente inconstitucional.
La comentocracia no se quejó sobre la decisión del Tribunal, tal vez otorgada porque en aquel momento los Magistrados aún rendían pleitesía a Peña Nieto, y sabían de la cercanía entre el presidente y el Jefe de Gobierno por su nociva alianza durante el sexenio.
Velasco, también cercano a Peña Nieto la mayor parte del sexenio, tuvo la habilidad de esperar a que el TEPJF confirmara la candidatura de Mancera, y unos días antes de la elección impuso su nombre en la Lista Nacional del PVEM, sabiendo que ya no podría cuestionarse.
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Así como los movimientos de Velasco entre Gubernatura y Senado, a Mancera se le impuso ilegalmente como Coordinador de los Senadores del PRD, antes de que tomaran protesta. Mancera entró por la Lista Nacional del PAN, y tenía que tomar protesta por el PAN antes de poder hacer un cambio de partido. Pero nuevamente, nadie dijo nada.
Los escándalos y excesos de Velasco son innegables, pero lo que hizo Mancera con la capital del país, es infinitamente peor y de consecuencias mucho más graves para el país.
Dos áreas ejemplifican lo catastrófico de su administración en la CDMX: los aumentos históricos de inseguridad y violencia que estamos viviendo, y la pésima gestión en materia de movilidad y vialidades que hoy sufrimos.
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Para nadie es novedad que la CDMX, blindada durante mucho tiempo de las tendencias nacionales, ha caído en una espiral de inseguridad los últimos seis años, llegando a niveles no vistos en décadas. La respuesta de Mancera siempre fue decir que los índices iban a la baja, y que aquí seguíamos sin tener crimen organizado.
Las pruebas lo contradicen. No hay zona de la Ciudad que hoy no presente alguna problemática. En el Centro Histórico el crimen está desbocado; cada vez hay más robos violentos a plena luz del día en las zonas más transitadas y turísticas, ya no solo en las zonas tradicionalmente peligrosas.
La presencia de grupos como Unión Tepito derrumban la idea de que no hay crimen organizado; y han trascendido las fronteras del Centro Histórico para operar en las zonas más comerciales de la Ciudad. Abonan a esta realidad los ya conocidos problemas causados por el cártel de Tláhuac también.
En la Condesa ha proliferado de manera importante el robo a negocios, restaurantes y bares, afectando directamente no solo a los negocios sino a los propios comensales; además de la expansión de las actividades del narco, ampliamente documentadas por Héctor de Mauleón.
La Roma ha seguido esta tendencia. Es bien sabido por las autoridades que las bandas de la legendaria Buenos Aires operan con libertad en las zonas más concurridas de la Roma, con robos constantes de vehículos y de autopartes, presencia de bandas en sus calles y asaltos a negocios.
Polanco, una de las áreas más seguras, ha visto una seria descomposición con episodios cada vez menos esporádicos de robos a negocios y restaurantes, y con una creciente tendencia de robos a transeúnte que se dan muy cerca de las zonas más frecuentadas. Además de la extorsión.
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La colonia Narvarte hoy está inmersa en un grave y creciente problema de extorsión, derecho de piso y constantes asaltos a restaurantes y bares; situación que comienza a permear en la aledaña colonia Del Valle; y en la vecina Nápoles con cada vez más problemas de asalto a transeúnte.
Los niveles de extorsión y derecho de piso, en buena medida controlados por bandas de Tepito y del Centro de la Ciudad, ya alcanza zonas tan lejanas como San Ángel y Coyoacán.
Qué decir de Observatorio, Santa Fe y el corredor de Constituyentes, donde durante esta administración incrementaron dramáticamente los robos a automovilistas con cristalazos e incluso a mano armada, muchos acreditados en video.
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En cuanto a movilidad y vialidades, la situación de las calles es la peor en décadas: baches que ya parecen cráteres tanto en calles chicas como en grandes avenidas, presentes igual en las Lomas o Polanco que en la Guerrero o la Doctores (otra zona de alta peligrosidad).
La clara corrupción generada con los cambios sin sentido al Reglamento de Tránsito, acompañados de una corrupción rampante con la instalación generalizada de bollas y demás artículos para obstaculizar cruces e incorporaciones a vías rápidas, que han entorpecido el tránsito como nunca antes. Pero seguramente varios bolsillos se han visto beneficiados.
La eterna polémica de las fotomultas de este gobierno, y la plena incertidumbre del destino y uso de esos recursos, por la manera tan oscura en que se adjudicaron los contratos. No por nada tantos capitalinos emplacan hoy en Morelos, no es solo la evasión, sino la sensación de que pagar tenencia en CDMX no presenta beneficio alguno, al contrario.
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La situación del drenaje es la peor de cualquier administración, y los estragos de las lluvias han sido devastadores. Siempre se escudó en las “lluvias atípicas”. Yo recuerdo esta intensidad de lluvias, y hasta más, desde siempre, y no tengo pocos años de vida.
Por supuesto que debemos señalar hasta el cansancio a Velasco, pero ¿vamos a callar sobre los excesos, aún peores, de Mancera; le daremos tranquilidad estos seis años en el Senado? La opinión pública debe ser pareja en sus señalamientos y no dar treguas a nadie, sobre todo ante los graves problemas generados por Mancera en la Ciudad.
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