OPINIÓN: La violencia ‘desvanece’ la autoridad municipal en México
Nota del editor: Helden De Paz Mancera tiene una Maestría en Combate a la Delincuencia Organizada y Terrorismo por la University College London. Es consultora de seguridad y consejera de #PropuestaMx . Es Licenciada en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey. Síguela en Twitter como @hldpm . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(ADNPolítico) – Al ser cuestionado por el asesinato del candidato a diputado federal Fernando Purón Johnston, ocurrido el pasado 8 de junio, el gobernador de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme Solís, declaró que el homicidio sucedió en parte porque el exalcalde “relajó su seguridad”. El 23 de junio se encontraron coronas fúnebres a las afueras de las oficinas municipales del PRI en Acapulco con “narcomensajes”… ¿Cómo llegamos a este punto? ¿En qué momento dejó de importar la muerte de un alcalde a las autoridades y a la sociedad civil cuando éste es quien tiene mayor proximidad con la ciudadanía?
Lamentablemente la gobernabilidad y la democracia están siendo severamente amenazadas. A lo largo de este proceso electoral, más de 100 candidatos contendiendo a distintos cargos de elección popular como presidente municipal, síndicos, regidores, diputados, entre otros, fueron asesinados. Aunque las autoridades electorales y los partidos políticos condenaron este tipo de violencia, lo cierto es que hasta ahora todo ha quedado en el discurso, pues son nulos los esfuerzos por entender realmente qué está detrás de estos ataques.
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Es importante reconocer que los asesinatos de alcaldes no son una situación que comenzó durante este proceso electoral. Tanto la sociedad civil como las autoridades llevamos 14 años ignorando esta problemática, la cual deja en claro la ausencia de Estado a nivel local. No es gratuito que, junto con el periodismo o el ser policía, en los últimos años ser alcalde en México se convirtió en una de las profesiones más peligrosas del país. Si bien existen diversos recuentos sobre la violencia política como el de la consultora Etellekt o el de la Asociación Nacional de Alcaldes (ANAC), poco se conoce sobre quiénes son las víctimas, quiénes son los perpetradores y en dónde se ubican estos homicidios.
A pesar del alto número de asesinatos -la gran mayoría de ellos impunes-, los tres niveles de gobierno tampoco cuentan con un diagnóstico sobre este fenómeno y cada día aumenta la urgencia por emprender una estrategia nacional para prevenir y castigar con eficacia este tipo de ataques. Recientemente, en coautoría con David Pérez Esparza, publicamos en el Instituto Baker de Política Pública de la Universidad de Rice, un estudio exploratorio sobre los homicidios de alcaldes en México.
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La investigación documenta 178 asesinatos desde el 8 de julio de 2004 al 1 de marzo del 2018, es decir, en promedio han ocurrido ¡1.2 asesinatos de alcaldes cada mes desde 2004! Lo más lamentable de todo esto es que existen municipios con victimización reiterada, esto quiere decir que fue asesinado más de un alcalde en ese municipio. Ejemplos de esta situación son Guadalupe, Chihuahua; Otáez, Durango; o Técpan de Galeana, Guerrero. A pesar de todo esto, dichos asesinatos quedan en la impunidad y/o en el olvido.
Se debe tener claro que los interesados en asesinar a un alcalde operan bajo un proceso de decisiones racionales y cuentan con una capacidad logística para adquirir un arma, e incluso involucrar a varias personas para investigar la rutina de la víctima y atacarla. Un dato interesante es que más del 90% de los asesinatos ocurrieron en aquellos territorios con una población de 100,000 habitantes o menos. ¿Qué quiere decir esto? Este dato sugiere que grupos del crimen organizado no sólo asesinan al alcalde sino que también pretenden demostrar el control de municipios con una baja población, y así generar las condiciones para una ausencia de Estado de Derecho.
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Los asesinatos de alcaldes afectan a todos los partidos políticos y es sorprendente cómo éstos no han estado a la altura de la amenaza. Asimismo, ¿dónde están los gobernadores? Gran parte de los homicidios no ocurren en lugares tan remotos o alejados de la autoridad estatal. Tomando en consideración la falta de interés por parte de las autoridades en los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal), así como el alto nivel de impunidad, es posible que el número de muertes aumente, siendo 2018 el año más violento para las autoridades municipales.
Pero no solo eso, la evidencia indica que los alcaldes electos y los exalcaldes también son victimizados, por lo que no es de descartarse que la violencia contra políticos continúe después del proceso electoral. Ante esta situación, ¿quién quiere ser alcalde?
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Antes de la publicación de esta investigación, se conocía muy poco sobre las víctimas, los perpetradores y en dónde habían ocurrido estos asesinatos. Así, con los hallazgos de este estudio exploratorio, las autoridades puedan tener un primer acercamiento a esta problemática y enfocar sus esfuerzos eficazmente. Este tipo de violencia está concentrada en ciertos municipios, no hay que permitir que esto se convierta en una epidemia. De seguir ignorando esta situación, nuestra democracia continuará bajo amenaza, y la autoridad municipal irá desvaneciendo, dejando como siguiente víctima a la autoridad estatal.
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