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OPINIÓN. #TercerDebate: Se dice lo que se quiere, pero no cómo lograrlo

El debate quedó a deber en temas que son de vital importancia para los mercados, empresarios e inversionistas, y sobre todo para la clase trabajadora en el país, apunta Alfredo Coutiño.
mié 13 junio 2018 10:39 AM

Nota del editor: Alfredo Coutiño es director para América Latina en Moody’s Analytics. Lo puedes seguir en Twitter como @AlfredoCoutino. Las opiniones en esta columna son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.

(ADNPolítico) — El tercero y último debate presidencial transcurrió entre acusaciones, propuestas superficiales de lo que se quiere, pero con total ausencia de estrategias para lograrlo. El tema central fue economía y desarrollo, pasando por crecimiento, desigualdad y pobreza, ciencia y tecnología, y educación y salud.

Siendo la economía el tema central para mercados, inversionistas y trabajadores, el debate prometía ser más interesante, al menos porque se esperaba que se definieran las diferencias entre los programas económicos de cada postulante. Sin embargo, nuevamente los candidatos se quedaron cortos y la mayoría de los mexicanos se quedaron esperando las respuestas a “y cómo lo va a lograr”.

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Solo dos posiciones quedaron un poco mejor definidas: la continuación del modelo económico actual propuesto por José Antonio Meade, y el rechazo a las políticas neoliberales de las últimas décadas propuesto por Andrés Manuel López Obrador. Meade propone profundizar los cambios, pero también un conjunto de programas asistencialistas, aunque no menciona cómo se pagarían. Por su parte, López Obrador centra a la corrupción como la raíz de todos los males nacionales, pero también como la solución a toda la problematica económica y social.

nullDe hecho, AMLO ratifica dos viejas propuestas de precampaña: la revisión de todos los contratos petroleros asignados como parte de la reforma energética y rechazar la reforma educativa. Dice estar de acuerdo con el TLCAN, pero también quiere fortalecer el mercado interno como motor del crecimiento. La ausencia fue, nuevamente, la estrategia para lograr dichas propuestas y que se materialicen en crecimiento económico. Su eje central es que el combate a la corrupción va a liberar recursos importantes para llevar a cabo la mayoría de sus propuestas, algo que deja dudas y cuestionamientos y además deja la sensación de no tener respuestas concretas a los problemas económicos.

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Meade centra su propuesta en generar crecimiento para mejorar empleo y salarios, algo nada nuevo, sobre todo para los economistas. De hecho, siendo Meade un profesional de la economía, desperdició la oportunidad para dar una cátedra de cómo resolver el tan añejo problema de la anemia de crecimiento en el país. En su lugar, se dedicó a criticar la propuesta de AMLO, calificándola como una película que ya hemos visto tanto en México como en otros países. Su propuesta de convertir a México en potencia económica no solo quedó en el aire sino que la dejó de lado, posiblemente ante la falta de “cómo lograrlo” en seis años.

Ricardo Anaya también propone generar crecimiento económico, empleos y mejorar salarios, a través de mayor inversión pero sin aumento de impuestos. Ratifica su propuesta de protección universal para mejorar el bienestar social y reducir los índices de pobreza. Se postula en contra de la cancelación de la reforma educativa y propone corregir sus deficiencias, capacitar al magisterio, e introducir el aprendizaje de Inglés desde la educación básica. Propuestas llenas de retórica política más que de soluciones prioritarias a la problemática nacional de fondo. México tiene problemas más grandes que resolver, antes que darles celular o tabletas a todos los estudiantes.

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En cuanto a Jaime Rodríguez 'El Bronco', además de ser el chistoso en el debate, sus pocas propuestas no agregan valor ni tienen mucho sustento. Sus respuestas suenan más a ocurrencias del momento que a soluciones bien pensadas y diagnosticadas. Sin embargo, su persistente participación como candidato independiente abona al proceso democrático y abre posibilidades hacia el futuro político del país.

nullNuevamente, el factor ausente en este último debate fue “cómo lograr hacer funcionar las propuestas”. Los candidatos se dedicaron a repetir cuál es la problemática, pero fracasaron en sus propuestas sobre los mecanismos para solucionar los problemas. En conclusión, el debate quedó a deber en temas que son de vital importancia para los mercados, empresarios e inversionistas, y sobre todo para la clase trabajadora en el país. Este último debate, por sí mismo, no debería cambiar significativamente las preferencias electorales.

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Este primero de julio, México se encamina hacia un proceso electoral que puede marcar un cambio importante en muchos aspectos de la vida política, económica, y social, pero también puede seguir el mismo rumbo trazado en las últimas décadas de relativa tranquilidad, soportando los mismos vicios del pasado.

Los mexicanos tenemos que salir a decidir lo que queremos para el futuro, a través de una de las armas más poderosas pero también la más pacífica: el voto. Cada opción representa ventajas pero también riesgos. En esta elección la mayoría de los mexicanos debemos resolver el dilema: mantener el status-quo o arriesgarnos por un cambio.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Voces

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