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#Crónica| Con llanto y esperanza, pueblo e indígenas entregan el mando AMLO

Entre lágrimas y consignas, Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el primer presidente de México en recibir el Bastón de Mando de los 68 pueblos indígenas del país.
dom 02 diciembre 2018 07:00 AM
Bastón de Mando
'No me dejen solo'. Esa fue la última petición de AMLO a los 68 pueblos indígenas de México antes de terminar su primer día como presidente de México y emular, otra vez, a Hugo Chávez.

CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Los rayos del sol apenas traspasaban los ventanales de Palacio Nacional y a su alrededor ya circulaban docenas de personas. Familias completas.

Faltaban 10 horas, pero la gente ya esperaba que momento en que, por primera vez en la historia, el presidente de México recibiera el Bastón de Mando de los 68 pueblos indígenas del país de manos de sus representantes y ofreciera un discurso a la nación desde el Zócalo de la Ciudad de México.

"Él va a traer la justicia (...) Es un hombre que viene de la pobreza, un hombre que sabe comprender a un pueblo que sufre, un pueblo que necesita justicia", dijo a ADNPolítico Sergio Francisco García Peralta quien, junto con sus hijos Lestat y Leoncio Elías, viajó 11 horas desde una comunidad indígena de Oaxaca para acompañar a Andrés Manuel López Obrador el día de su investidura.

Desde Oaxaca
Desde Oaxaca. Sergio, Lestat y Leoncio viajaron desde una comunidad indígena de Oaxaca para presenciar el inicio de la 'Cuarta Transformación' del país.

Apenas eran a las 7 de la mañana. Como estos oaxaqueños, José Manuel, un empresario de 88 años de edad, convenció a su familia de tomar un avión desde Tijuana, Baja California, la noche del jueves, con el único propósito de presenciar el inicio de la ‘Cuarta transformación’ del país.

Las horas transcurrieron y la Plaza de la Constitución se fue llenando. Lo mismo llegaron personas de la tercera edad que caravanas de Veracruz. Las consignas no dejaron duda de que sus esperanzas están puestas en el primer hombre de izquierda que gobernará México hasta 2024.

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"¡Ya llegó, ya llegó el que se chingó al PRI!", "¡Lo logramos, lo logramos!", gritaban hasta las lágrimas.

Su repudio al gobierno que se va se reflejó cuando abuchearon a Enrique Peña Nieto a distancia, al ver a través de una pantalla gigante su arribo a la Cámara de Diputados para entregar la Banda Presidencial.

La actitud fue otra cuando, en la misma transmisión, siguieron el recorrido del presidente entrante desde su casa hasta Palacio de San Lázaro.

"Es sencillo. Ocupa el mismo coche", "Él sí nos representa", comentaron.

Llegó el mediodía y el sol intenso orilló a algunos resguardarse en los pasajes y callejuelas entre los inmuebles históricos que rodean el Zócalo.

Apoyo
Esperanza. Con un fuerte apoyo, pero también críticas de la oposición y quienes no votaron por él, AMLO llegó a la presidencia después de 18 años de intentarlo.

Dentro de Palacio Nacional, el nuevo presidente degustaba con jefes de Estado una ensalada de calabazas criollas en cama de pipián; afuera, la plancha del Zócalo se había llenado de puestos de comida. Algunos llevaron su propio refrigerio, que acompañaron con refrescos tamaño familiar en vasos desechables, todo transportado en las carreolas donde llevaban a sus bebés.

Comida
Contrastes. Mientras el presidente y sus invitados degustaban platillos mexicanos de alta cocina en Palacio Nacional, afuera el Zócalo se llenó de puestos de comida típica mexicana.

La era de 'mandar obedeciendo'

A las 5:10 de la tarde, López Obrador ya había despedido a sus invitados especiales. Había sentado a la misma mesa a representantes de regímenes enfrentados, como el presidente Nicolás Maduro, de Venezuela, e Ivanka Trump, la hija del mandatario estadounidense, Donald Trump.

El tabasqueño de 65 años subió al escenario junto con su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. La cúspide del festejo por llegada a la presidencia llegó cuando un líder indígena se arrodilló ante él, llorando, para entregarle un crucifijo blanco adornado con flores.

Los testigos del ritual no fueron indiferentes. Algunos alzaron las dos manos en señal de bendición hacia el nuevo presidente, otros derramaron lágrimas cuando escucharon que uno de los representantes de los pueblos indígenas externó su sentir.

ceremonia
Mando. Tras una limpia y la entega de objetos sagrados por parte de los 68 pueblos indígenas de México, AMLO hizo una última petición.

Más de 60,000 personas —según cálculos de policías capitalinos— que inundaro el Zócalo fueron testigos de los compromisos que López Obrador hizo con los pueblos originarios , que en la era moderna de México habían quedado olvidados.

Les prometió que nunca más serán discriminados y que pensará primero en ellos a la hora de repartir la riqueza.

En medio de un escenario colorido en cuyo piso se colocaron flores, pan, hierbas e incienso, los sacerdotes indígenas le practicaron una limpia y le entregaron objetos sagrados. Ante ellos, López Obrador ratificó su compromiso de no robar, no mentir y no traicionar al pueblo.

La ceremonia terminó a las 7 de la noche. El público ya esperaba a #AMLOFest2, un festival de música tradicional, autóctona y moderna donde vería a Eugenia León, Damián Alcázar, Susana Harp y otras figuras que en campaña apoyaron al creador de Morena.

Líderes y representantes de las 68 etnias abandonaban el templete cuando AMLO les hizo su última petición:

"No me dejen solo porque así no valgo nada o casi no valgo nada. Yo ya no me pertenezco. Pertenezco al pueblo de México", les pidió, emulando al extinto mandatario venezolano Hugo Chávez.

#VIDEO| "No me pertenezco", la frase de AMLO que antes pronunció Chávez

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