El día en el que AMLO se hincó ante representantes de pueblos indígenas
CIUDAD DE MÉXICO (ADNPolítico).- Andrés Manuel López Obrador no solo es el primer presidente de izquierda en México sino el primero en arrodillarse frente a representantes de los pueblos indígenas.
Desde el templete que se instaló en el Zócalo de la Ciudad de México, el llanto no se contuvo mientras representantes de 68 pueblos procedían a realizarle un ritual de purificación que incluyó copal y hojas de albahaca.
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Fue un médico indígena el que logró el momento más emotivo de este festejo de la llamada 'Cuarta Transformación' cuando no retuvo los nudos en la garganta y lloró mientras ofrecía un discurso en su lengua.
Fue entonces que el nuevo presidente se hincó. Tampoco evitó las lágrimas y lo mismo ocurrió entre los asistentes que con los puños en alto lloraron con él.
Minutos antes, alrededor de las 17:15, "las fuerzas ancestrales" descendieron sobre el nuevo presidente.
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"Les pedimos a las fuerzas de todos los pueblos para que usted regrese y con esa fuerza del universo nos siga acompañando en el mandato", le dijo el sacerdote que se encargó de este momento.
"Virgen de Guadalupe pedimos que cuides a tu hijo y lo libres de las malas energías para que él pueda caminar libremente", añadió. Después, recibió un crucifijo por lo que los símbolos ancestrales y religiosos rondaron el momento.
Un bastón de mando para obedecer al pueblo
Para las 17:30 horas, los representantes de los pueblos indígenas depositaron toda su esperanza en López Obrador, convirtiéndose también en el primer mandatario que recibe este distintivo.
Fernando Martínez García Tepetekutli le entregó el bastón de mando a las 17:34 horas.
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"Al depositar en sus manos el bastón de mando sirva para usted mandar obedeciendo al pueblo. Tenemos mucha esperanza", le dijo Carmen Alonso, representante de los valles centrales de Oaxaca.
La petición fue una sola: ser tomados en cuenta en los seis años de gobierno.
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El presidente mexicano recibió después un morral bordado, una guayabera y un hombre le amarró un pañuelo en el cuello. Su esposa Beatriz Gutiérrez Müller fue cobijada con un reboso bordado.
Obrador calificó como una vergüenza que los pueblos indígenas sigan viviendo en la marginación y la discriminación y ofreció concentrar los programas sociales en los pueblos originarios, como una forma de no tratar más como extranjeros a los indígenas en su propia tierra.
