La crisis de empleo y la “fuga de cerebros”
La llamada “fuga de cerebros” tiene su principal detonador en los bajos niveles de empleabilidad: solo uno de cada cuatro posdoctorantes consigue un trabajo estable. Una vez que concluye su estancia de investigación y se termina el periodo de beca, la mayoría queda en la incertidumbre y fuera del mercado laboral.
"Ya he buscado en todas las escuelas públicas y privadas, laboratorios, en todo, llevo dos años buscando y no encuentro trabajo porque estoy sobrecalificada o ya me pasé de la edad. Es como vivir un duelo”, comparte un doctora en ciencias biomédicas.
Ante el miedo de engrosar la estadística del desempleo, un grupo de posdoctorantes decidió organizarse y buscar soluciones. Unos 150 se aliaron en el Colectivo de Investigadores por la Justicia Académica y Laboral (CIJAL), que ya logró una primera reunión con la secretaria de Ciencia, Rosaura Ruiz.
Expansión Política habló con cuatro de los miembros, quienes pidieron proteger su identidad, sobre esta crisis en la ciencia.
Me siento desesperada. Soy mamá soltera y la estancia posdoctoral es mi única fuente de ingreso".
Investigadora del Colectivo de Investigadores por la Justicia Académica y Laboral.
Más becas, menos empleo y plazas
La falta de empleo para los investigadores es un problema estructural que lleva décadas. El extinto Conahcyt lo reconoció y lanzó dos medidas para intentar disminuir sus impactos.
Apostó por incrementar las becas de estancia posdoctoral en cantidad y duración. Antes de 2020 daban apoyos económicos para realizar investigación por un máximo de dos años y ahora es posible hasta por un periodo de cinco años.
También creó que el programa Cátedras Conacyt, posteriormente cambiado a Investigadoras e Investigadores por México. Con esta iniciativa se otorgaban plazas en instituciones académicas para realizar un proyecto durante 10 años. Ambas estrategias están destinadas a las personas con doctorado y sin empleo.
“(Las iniciativas son) para mitigar el fenómeno de la migración al extranjero de personas altamente especializadas, así como la interrupción de trayectorias en la investigación”, explicó Conahcyt en su informe.
Pero esos programas solo cubren al 48% de los posdoctorantes. Y en cada nueva edición del programa de Investigadoras e Investigadores por México se asignan menos vacantes. El año pasado, por ejemplo, concursaron miles de personas pero solo se asignaron 20 lugares, detalla el colectivo. Y este 2025 ni siquiera se abrió la convocatoria por falta de presupuesto, aunque se espera que se retome después.
En total, solo existen 1,500 plazas autorizadas a través de ese programa. De estas, 1,200 están asignadas. Las 300 restantes no se han concursado porque carecen de respaldo presupuestal. Así que quienes están a punto de concluir la estancia posdoctoral tienen menos oportunidades de conseguir un puesto en la academia.
“El tiempo se está acabando, dentro de unos meses, varios compañeros van a quedarse sin un empleo”, lamenta una doctora en ciencias sociales.