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La ciencia en México enfrenta una grave crisis: 75% no encuentra empleo y miles deben emigrar

La crisis laboral en las instituciones académicas y científicas orilla al talento especializado a buscar oportunidades fuera del país o empleos en sectores distintos a lo que estudiaron durante años.
dom 26 octubre 2025 11:59 PM
Fuga de cerebros y crisis de empleo en la ciencia de México
En México, solo 2% de la población de 25 a 34 años tiene estudios de posgrado, mientras el promedio de los países de la OCDE es de 16%. (Fotos: IA/Facebook)

Estudiaron por más de 20 años. Realizan investigación de alto valor sobre cáncer, economía, ciencias sociales o migración. Forman parte del 2% de los mexicanos con estudios de posgrado. Son la población con mayor preparación académica y, sin embargo, los egresados de doctorados y posdoctorados casi nunca acceden a empleos estables.

Al interior de las instituciones educativas no se les contrata porque cada vez hay menos plazas disponibles y afuera, en el sector privado, con frecuencia los consideran sobrecalificados.

Hace años que académicos y científicos enfrentan esta crisis laboral en México, que ha orillado a miles a abandonar el país en busca de oportunidades. Tan solo en 2024, alrededor de 12,500 personas con estudios de doctorado se vieron obligadas a migrar, según estimó el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) –convertido ahora en la Secretaría de Ciencia–, en un informe de resultados del año pasado.

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La crisis de empleo y la “fuga de cerebros”

La llamada “fuga de cerebros” tiene su principal detonador en los bajos niveles de empleabilidad: solo uno de cada cuatro posdoctorantes consigue un trabajo estable. Una vez que concluye su estancia de investigación y se termina el periodo de beca, la mayoría queda en la incertidumbre y fuera del mercado laboral.

"Ya he buscado en todas las escuelas públicas y privadas, laboratorios, en todo, llevo dos años buscando y no encuentro trabajo porque estoy sobrecalificada o ya me pasé de la edad. Es como vivir un duelo”, comparte un doctora en ciencias biomédicas.

Ante el miedo de engrosar la estadística del desempleo, un grupo de posdoctorantes decidió organizarse y buscar soluciones. Unos 150 se aliaron en el Colectivo de Investigadores por la Justicia Académica y Laboral (CIJAL), que ya logró una primera reunión con la secretaria de Ciencia, Rosaura Ruiz.

Expansión Política habló con cuatro de los miembros, quienes pidieron proteger su identidad, sobre esta crisis en la ciencia.

Me siento desesperada. Soy mamá soltera y la estancia posdoctoral es mi única fuente de ingreso".
Investigadora del Colectivo de Investigadores por la Justicia Académica y Laboral.

Más becas, menos empleo y plazas

La falta de empleo para los investigadores es un problema estructural que lleva décadas. El extinto Conahcyt lo reconoció y lanzó dos medidas para intentar disminuir sus impactos.

Apostó por incrementar las becas de estancia posdoctoral en cantidad y duración. Antes de 2020 daban apoyos económicos para realizar investigación por un máximo de dos años y ahora es posible hasta por un periodo de cinco años.

También creó que el programa Cátedras Conacyt, posteriormente cambiado a Investigadoras e Investigadores por México. Con esta iniciativa se otorgaban plazas en instituciones académicas para realizar un proyecto durante 10 años. Ambas estrategias están destinadas a las personas con doctorado y sin empleo.

“(Las iniciativas son) para mitigar el fenómeno de la migración al extranjero de personas altamente especializadas, así como la interrupción de trayectorias en la investigación”, explicó Conahcyt en su informe.

Pero esos programas solo cubren al 48% de los posdoctorantes. Y en cada nueva edición del programa de Investigadoras e Investigadores por México se asignan menos vacantes. El año pasado, por ejemplo, concursaron miles de personas pero solo se asignaron 20 lugares, detalla el colectivo. Y este 2025 ni siquiera se abrió la convocatoria por falta de presupuesto, aunque se espera que se retome después.

En total, solo existen 1,500 plazas autorizadas a través de ese programa. De estas, 1,200 están asignadas. Las 300 restantes no se han concursado porque carecen de respaldo presupuestal. Así que quienes están a punto de concluir la estancia posdoctoral tienen menos oportunidades de conseguir un puesto en la academia.

“El tiempo se está acabando, dentro de unos meses, varios compañeros van a quedarse sin un empleo”, lamenta una doctora en ciencias sociales.

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Estos dos programas, en teoría, tendrían que funcionar como mecanismos de transición y de inserción laboral. Es decir, que quienes acceden a esos apoyos puedan ser contratados después o adquirir las credenciales para conseguir un empleo en otro lugar. Pero pocas veces se cumple esto.

“Hay un dilema: a la vez que se dan más becas, hay más desempleo. ¿Qué pasa? Que no hay un sistema de integración de este capital humano científico al aparato productivo y académico nacional”.
Investigador, doctor en Economía.

Debido a la crisis de empleo, la movilidad entre los becarios se estanca. Quienes consiguieron las plazas temporales a través de los apoyos renovaron su estancia por una década más ante la falta de oportunidades afuera, explican los miembros del colectivo.

Además, aquí la jubilación es menos dinámica y ralentiza la renovación de las plazas. En algunos casos, si alguna se desocupa, los sindicatos deciden a quién asignarla o se cierra.

La academia tampoco es el paraíso. En ella también se desarrollan malas prácticas, señalan, como obstáculos para publicar trabajos, dar clases, asesorar tesis o participar en foros académicos, todo ello, requisitos para buscar trabajo en otra institución.

“Es un sistema donde, desgraciadamente, no cabemos todos y todas. Es bastante frustrante, pasa por el enojo, pasa por la desesperanza, porque finalmente es una pérdida. Es una pérdida de una vida profesional”, agrega una historiadora.

Te obligan a renunciar a algo en lo que has trabajado, a lo que le has dedicado mucho tiempo de tu vida".
Historiadora integrante del Colectivo de Investigadores e Investigadoras por la Justicia Académica y Laboral.

El desempleo de profesionistas en México

La falta de plazas complica posicionarse en un empleo estable. Porque, aunque cuentan con becas y realizan investigaciones, los posdoctorantes son vistos como personal externo, con derecho solo a servicios de salud y no al resto de beneficios laborales que vienen con una plaza.

Para muchos científicos, una opción es la docencia, aunque las universidades tampoco tienen lugares suficientes y suelen pagar por hora, sin prestaciones y en esquemas que no reconocen antigüedad laboral.

“Esto no siempre implica un ingreso suficiente para vivir, para pagar la renta y todo lo demás, y se vuelve mucho más grave para quienes ya tienen familias, hijos y otras responsabilidades”, explica la investigadora en ciencias sociales.

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A esto se suma que en México no se invierte ni el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia y esto influye en los pocos lugares y recursos que se otorgan. Por eso, la presidenta Claudia Sheinbaum prometió que en su sexenio se iría invirtiendo más en el sector, en innovación, tecnología y educación.

La crisis hace que algunos investigadores se planteen dedicarse a otra cosa. Para la doctora en ciencias biomédicas e integrante del colectivo, esta es una situación lamentable y representa, además, una pérdida para el gobierno, que costeó sus estudios de posgrado sin beneficiarse de su talento especializado.

“El Estado ha invertido para formar investigadores consolidados, lo cual podemos demostrar porque arriba del 90% estamos integrados al Sistema Nacional de Investigadores e Investigadoras”, señala.

Nos encontramos en una condición de no poder encontrar un empleo y tener que buscar trabajos de vender en Internet, en Uber o en cosas que no están relacionadas”,
Doctora en Ciencias Biomédicas

De hecho, en México sucede un fenómeno extraño. Mientras en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tener educación superior aumenta las posibilidades de empleos mejor remunerados, en México no ocurre así. En el país, el 2.7% de las personas sin título de bachillerato están en desempleo en comparación con el 4.3% de quienes tienen estudios superiores.

Esta realidad entristece. “Me siento desencantado”, dice el investigador en Economía y enseguida agrega: “No puede ser que cada año haya más doctores formados, gente con posdoctorado, y el desempleo en nuestro ramo siga creciendo”.

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