En foro sobre migración, en la Cámara de Diputados, migrantes, administradores de albergues y organizaciones civiles demandaron, por tanto, reformas a las leyes de asilo y refugio en México para adecuarlas a la nueva realidad, en la que centro y sudamericanos e incluso africanos se integrarán a México.
Ante la diputada Maribel Solache, de Morena, llovieron los testimonios de una realidad que oficialmente no existe: los migrantes padecen a polleros, a la delincuencia organizada, la extorsión del Instituto Nacional de Migración (INM), y hasta a los empleadores mexicanos que les quieren pagar menos que el salario mínimo diario.
Jonathan tuvo que pagar 150 dólares “de piso” para ser liberado en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde vio secuestrados y golpeados. Él salió... pero cuenta que se quedaron mujeres, niños que no tienen ni para comer.
Mariel, venezolana, con dos niños sin documentos, vive como si no existieran ninguno de los tres; en México son fantasmas sin registro, dice.
Otra venezolana anónima cuenta la travesía de ella y de su hija: desde 2019 salieron de su país, separadas. “Yo, yo, ya no recuerdo quién fui. Estos años que llevo fuera de Venezuela no recuerdo ni quién fui”, dice. “Me quiero quedar en México” y es mejor que Chile o Colombia, en los que vivió un tiempo.
Pero a su hija migrar le trajo la peor parte y la dejó marcada de por vida: “a mi hija cuando sale de Chile pasando por la selva de El Darién la violaron siete hombres, violaron a niños en su presencia y nada pudo hacer, violaron a hombres… vio un niño, un niño de 14 años, se suicidó en la selva estando con ella porque sus dos padres habían muerto”, relata.
Dairú Salomón, también venezolana, estudió veterinaria y derecho, pero huyó con su hijo de siete años, ante el escenario: le iban a aplicar cárcel de 30 años por cuestiones políticas, ya que es militante opositora.
Ahora todos se quedaron atorados en México. “¿Qué tiene que pasar? Quedarse más tiempo en el albergue y buscar trabajo para en su momento mantenerse solos”, afirma Gabriela Hernández, del Albergue Tochan, ubicado en Avenida Observatorio, alcaldía Miguel Hidalgo.
“No podemos cerrarles las puertas, no tienen a dónde ir”, asegura al pedir apoyo a los legisladores.