Rosaura es de Venezuela. En su trayecto migratorio fue secuestrada durante una semana y sufrió abusos sexuales durante el cautiverio. De acuerdo con el testimonio de la mujer, recabado por MSF, ella perdió su cita con la CBP.
Así se unió a las personas migrantes que esperan meses en la frontera norte de México por una cita en el organismo estadounidense. Lo hacen en condiciones inseguras, con climas extremos, con difícil acceso a albergues, comida, agua y a servicios de salud. A veces, sin acceso a un teléfono o a internet para iniciar el trámite o sin dinero suficiente para costearlo.
“Estos hechos tienen un grave impacto en la salud física y emocional de las personas. Las consecuencias van desde contusiones y traumatismos físicos, embarazos no deseados y contagios de enfermedades de transmisión sexual hasta desencadenar síntomas de ansiedad, depresión, estrés agudo y estrés postraumático”, advierte Ryan Ginter, coordinador del proyecto de MSF en Piedras Negras.
Por ello, MSF pide a las autoridades de ambos países evitar la persecución y la devolución de las personas migrantes, así como ampliar las vías legales y brindar mejores servicios de albergue.
“Ante la gravedad de la situación que se vive en la frontera noreste, Médicos Sin Fronteras hace un llamado a las autoridades mexicanas y estadounidenses a que aumenten sus esfuerzos para atender integralmente a la población migrante frente a estos múltiples hechos de violencia”.