Por muchos años el acitrón formó parte de la gastronomía mexicana, sobre todo en la rosca de Reyes, tamales, chiles en nogada y pavo navideño. Sin embargo, este dulce cristalizado no debe consumirse, pues su elaboración pone en peligro de extinción a un cacto globoso conocido como Echinocactus platyacanthus y otras biznagas nativas de México y del continente americano.
Características y servicios ambientales de las biznagas
Por las áridas y complicadas condiciones en las que se desarrollan, la Echinocactus platyacanthus y otras biznagas tardan entre 14 y 40 años en crecer alrededor de 40 centímetros.
Además son, por lo general, plantas hermafroditas cuya reproducción se lleva a cabo a través de la polinización de sus flores. Generan retoños solo al herirlas, por lo que no pueden reproducirse a un nivel industrial.
Pueden encontrarse en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Teotitlán, el desierto de Chihuahua, Tolantongo, Meztitlán, el Valle del Mezquital, el estado de San Luis Potosí y algunos otros lugares más. Algunos ejemplares de estas regiones tienen más de 200 años de vida y llegan a medir hasta un metro de altura, según datos de la Semarnat .
Por otro lado, la biznaga de dulce, tonel o burra cumple importantes funciones en su ecosistema. Retienen y filtran el agua de lluvia, participan activamente contra la erosión y ofrecen su néctar a insectos polinizadores como las abejas.
Una especie en extinción protegida por la ley
Las codiciadas propiedades gastronómicas, medicinales y comerciales de las biznagas las convierten en objetivo de traficantes y extractores clandestinos.
Por ello, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) despliega operativos y vigila los estados donde se extraen y comercializan las biznagas y sus derivados. Algunas de las entidades con mayor incidencia en el comercio ilegal de biznagas son Aguascalientes, Baja California, Hidalgo, Oaxaca, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
📌 Negarnos a incluir el #acitrón en los platillos tradicionales mexicanos como los dulces cristalizados o la #RoscaDeReyes, disminuye la amenaza que ha puesto al filo de la extinción a un cactus globoso que presta enormes servicios ambientales.🌵🍃 pic.twitter.com/rTfJzu9VoH
Debido a esta problemática y al impacto ambiental que genera su consumo, es recomendable sustituir el acitrón en platillos tradicionales con alternativas como al ate de frutas, la papaya verde y la jícama cocida.
De esta forma no solo se cumple la ley, sino que también se contribuye a la preservación de esta importante especie cactácea cuya supervivencia está en juego.
Negarnos a incluir el #acitrón en los platillos tradicionales mexicanos como los dulces cristalizados o la rosca de Reyes, aplaca la amenaza que ha puesto al filo de la extinción a un cacto globoso que presta enormes servicios ambientales.🌵🍃 pic.twitter.com/oUEkIPKMSf