En Guanajuato un “cochebomba” explotó la noche del miércoles 28 de junio cuando elementos de la Guardia Nacional recibieron una denuncia anónima en la que les indicaron de un vehículo abandonado en la comunidad Sauz Villaseñor en el municipio de Celaya. Mientras los guardias realizaban la inspección, el vehículo estalló. El saldo fue un elemento muerto y nueve más heridos.
Días después, en Teocaltiche, Jalisco fue ubicado un “coche bomba”. El 5 de julio, la Secretaría de la Defensa Nacional informó que en un enfrentamiento con presuntos miembros del crimen organizado se decomisaron vehículos, un arma de fuego y cuatro artefactos explosivos, algunos de los mecanismos estaban ubicados en la parte inferior de uno de los automotores.
La semana pasada, en Jalisco, de nuevo se registró un episodio de violencia. Siete elementos de seguridad murieron luego de que se registró una explosión en minas terrestres, que, a decir del gobernador de la entidad, Enrique Alfaro, se trató “de una trampa”.
Pero a pesar de estos episodios, las autoridades no hablan de ellos como "terrorismo". El presidente Andrés Manuel López Obrador evitó referirse a si estos actos son "terrorismo", pero reconoció que hay una escalada en el uso de artefactos explosivos.
“Es una forma de agresión que se utiliza. Constantemente, estamos confiscando explosivos, constantemente en toda esa zona: en Michoacán, en Jalisco, en Guanajuato”, dijo en su conferencia del 13 de julio.
Expertos en seguridad pública consultados por Expansión Política advierten que México está ante una incremento en el nivel de violencia, sin embargo, sostienen que aún no se puede hablar de "terrorismo".
“Una de las razones por las que esto no puede ser 'terrorismo' es porque no hay sistematicidad. Si sumamos toda la guerra contra el narcotráfico, 17 años, hay muchos incidentes como el granadazo de Michoacán o por ejemplo en Tepalcatepec, el uso de explosivos en que utilizaban municiones y drones, pero no es algo que esté articulado de forma coherente en una campaña. No es como Irak que había dos o tres explosivos diarios en todo el país”, explica Víctor Antonio Hernández, coordinador del diplomado en Seguridad Nacional de la Ibero Puebla y miembro del Centro de Análisis e Investigación sobre Paz, Seguridad y Desarrollo Olof Palme y de la Red Nacional de Inteligencia.