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Medios de comunicación salen salpicados en el juicio contra García Luna

El narcotraficante colombiano Harold Mauricio Poveda Ortega, alias “El Conejo”, aseguró que Arturo Beltrán Leyva pidió 300,000 dólares para repartir entre medios de comunicación.
jue 02 febrero 2023 02:36 PM
genaro garcia luna sobrnos
Genaro García Luna encabezó la estrategia de seguridad en el sexenio en el que se detonó la violencia en el país.

Nueva York, 2 de febrero (EFE).- Los medios de comunicación mexicanos se han visto salpicados en el juicio por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública mexicano Genaro García Luna, en relación con la detención, en enero de 2008, del capo de la droga Jesús Reynaldo Zambada, alias “El Rey”.

El narcotraficante colombiano Harold Mauricio Poveda Ortega, alias “El Conejo”, que trabajaba en México para el Cártel de Sinaloa, aseguró el miércoles que Arturo Beltrán Leyva, líder del Cártel de los hermanos Beltran Leyva, le pidió el día de la captura de “El Rey” que le enviara "de manera urgente" 300,000 dólares para que los medios de comunicación difundieran rápido la noticia.

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Según el relato de “El Conejo”, que proveía a Beltrán Leyva con cocaína procedente de Colombia, “El Rey” había sido detenido en un operativo formado por agentes de policía junto con sicarios del Cártel de los Beltrán Leyva y después fue entregado a la Policía Federal. Los narcotraficantes temían que la Policía Federal lo pusiera en libertad o negociara su liberación.

"Arturo Beltrán me llama y me dice que, por favor, le haga llegar 300,000 dólares urgentemente para hacer llegar rápido el dinero a los medios de comunicación, para que empezaran a anunciar en los medios" la detención, dijo “El Conejo”, que actualmente se encuentra en libertad condicional en Estados Unidos en espera de su sentencia por narcotráfico.

Preguntado por la Fiscalía por la razón de pagar a los medios, “El Conejo” precisó que si salía en los medios la noticia "se hacía popular en México y también ya la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) se daba cuenta de que (“El Rey” Zambada) está detenido y no podían soltarlo o llegar a algún arreglo".

Un día antes, el narcocontable Israel Ávila aseguró ante el jurado que el narco para el que trabajaba en enero de 2008, Mario Pineda Villa, quien era socio de Arturo Beltrán, le pidió, después de la captura de “El Rey”, que se pusiera en contacto con un periodista que supuestamente trabajaba para el Cártel.

Según Ávila, cuando “El Rey” Zambada ya estaba bajo custodia, los policías estaban diciendo por radio "que querían cambiarlo, que el gobierno quería cambiarlo para no presentarlo (ante las autoridades judiciales)".

"Mario Pineda Villa me pidió que hablara con un periodista que trabajaba para el cartel para que hiciera saber a otros periodistas lo que estaba pasando. Se lo dije a este periodista", contó Ávila antes de explicar que de esta manera lograron ejercer "mucha presión sobre el Gobierno" para que siguiera detenido.

Sin embargo, ni el martes ni el miércoles fueron mencionados los nombres de los periodistas o de los medios supuestamente sobornados por los cárteles, y tampoco la Fiscalía incidió en ese detalle.

El relato y la trascendencia de las detenciones se enmarcan dentro de un conflicto interno en el Cártel del Sinaloa, y que acabaría derivando en una guerra abierta entre las facciones de Joaquín "El Chapo" Guzmán e Ismael "El Mayo" Zamabada, por un lado, y el Cártel de los Beltrán Leyva por el otro lado.

“Conejo”, que calificó su relación con Arturo Beltrán como la de un padre y su hijo, dijo que la captura de “El Rey” fue organizada por Arturo Beltrán en represalia por un intento de detenerlo a él por parte de la Policía Federal mexicana, pero que según él había sido ordenada por “El Chapo” y “El Mayo” Zambada (Hermano de “El Rey” Zambada).

La Fiscalía intenta demostrar que entre 2001 y 2012 Genaro García Luna recibió sobornos millonarios del cartel de Sinaloa a cambio de información y protección.

Por su parte, los abogados del exsecretario de Seguridad Pública han armado su defensa hasta el momento con el argumento de que no hay pruebas físicas contra su cliente y de que los testimonios de los narcotraficantes no son creíbles porque son delincuentes y si han testificado ha sido con el fin de lograr una reducción de sus sentencias.

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