Los resultados
Los resultados arrojados mostraron que los niveles de ansiedad cayeron de moderada a baja después del programa de tres meses para la mayoría de los participantes.
Aquellos que entrenaron a una intensidad más baja tenían 3.62 veces más probabilidades de mejorar sus síntomas de ansiedad. Aquellos que entrenaron a una mayor intensidad tenían 4.88 veces más probabilidades de mejorar sus síntomas de ansiedad.
“Hubo una tendencia de intensidad significativa hacia la mejora, es decir, cuanto más intensamente se ejercitaban, más disminuían sus síntomas de ansiedad”, detalló la primera autora del estudio, Malin Henriksson, estudiante de doctorado en la Academia Sahlgrenska y especialista en medicina general.
“El modelo que implica 12 semanas de entrenamiento físico, independientemente de la intensidad, representa un tratamiento eficaz que debería estar disponible en la atención primaria de salud con más frecuencia para las personas con problemas de ansiedad“, concluyó Åberg.
Un fisioterapeuta supervisó las rutinas de una hora para ambos grupos tres veces por semana. Los entrenamientos incorporaron entrenamiento cardiovascular y de pesas. Las sesiones de 45 minutos comenzaron con un calentamiento, continuaron con ejercicio circular en 12 ubicaciones y concluyeron con estiramientos y enfriamiento.