El confinamiento por COVID-19 no solo ha tenido afectaciones en los aprendizajes de los niños, niñas y adolescentes, también impactó en su entorno familiar al dispararse los embarazos adolescentes, los suicidios y los casos de violencia en los hogares.
De acuerdo con datos del gobierno federal, durante el primer semestre de 2021 se registraron 129,020 carpetas de investigación por violencia familiar; un aumento de 24% respecto al mismo periodo del año anterior.
Este, entre otros, son algunos de los motivos por los que dependencias del gobierno y organismos nacionales e internacionales advierten que es necesario regresar a las aulas, pues las escuelas funcionaban en ocasiones para detectar estas situaciones.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) explica que antes de la epidemia la evidencia mostraba que el hogar es a menudo el lugar más peligroso para una mujer, sus hijos e hijas, situación que se agrava por el confinamiento.
Entre más tiempo pasen los menores en el hogar, en un contexto de distanciamiento social y con poco acceso a apoyo informal como un docente o un adulto de confianza en el contexto escolar, más probable será su exposición a la violencia, señaló la UNICEF.
“La escuela, además del espacio de aprendizaje, ofrece un punto de contacto donde los niños y niñas encuentran figuras de confianza donde confiar si están viviendo violencia en el hogar, donde pueden reportar alguna situación y pedir ayuda. Asimismo, los docentes pueden identificar situaciones de desprotección”, plantea.
Datos del gobierno señalan que, durante el 2020, el 75.78% de las lesiones ocurrieron en el hogar. En el 73.29% de los casos, la persona responsable tenía algún parentesco con la víctima.
“El 81.6% de las víctimas fueron niñas y adolescentes mujeres”, alertó Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos.
La tendencia continuó en los primeros meses de este 2021: los casos por parentesco alcanzaron el 65.96%. Las niñas y adolescentes son las más violentadas (92.81%).
Tipos de violencias (enero a julio 2021):
De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación (Segob), en 2020 se registró una cifra récord de suicidios en niñas, niños y adolescentes, con 1,150 casos. La tasa aumentó 12%, entre el 2019 y el 2019, al pasar de 4.63 a 5.18. Este cifra representa además un máximo histórico.
El Consejo Nacional de Población (CONAPO) estima que al día nacen más de 1,000 bebés de niñas y adolescentes.
El subsecretario Encinas informó que en 2020 hubo 373,661 nacimientos de madres adolescentes, de los cuales, 8,876 fueron hijas e hijos de niñas menores de 14 años. De las niñas de entre 10 y 14 años, los embarazos fueron por un amigo, un familiar, un desconocido o exnovio. En la mayoría de los casos se presentaron violación sexual o matrimonios arreglados.
Datos de RENAPO señalan que cuatro de cada 100 nacimientos son de niñas menores de 17 años.
De acuerdo con UNICEF, el uso excesivo de pantallas para seguir clases en televisión o en línea y el confinamiento en casa pueden generar insuficiente actividad física y sedentarismo, aumentando así el riesgo de sobrepeso y obesidad. También puede provocar sueño irregular y otras consecuencias para la salud física y mental como la irritabilidad, la ansiedad y la falta de concentración.
“El establecimiento de la rutina, como el regreso a clase, es un factor fundamental para regresar a la normalidad y reducir los efectos psico-sociales. Se espera que la vuelta a la escuela ayudaría a mejorar el estado de ánimo, ya que no se sentirían aislados y podrían tener contacto con pares y con adultos que no son sus padres”, planteó.
Según UNICEF, el cierre de las escuelas agudizó la "crisis de aprendizaje” en el país: de acuerdo con las evaluaciones de aprendizaje PLANEA 2018, casi el 80% de las niñas y niños mexicanos no alcanzaban los aprendizajes esperados en las áreas de comprensión lectura y matemáticas.
El confinamiento también incrementó la desigualdad educativa y la brecha en el aprendizaje. La ENCOVID 19 Infancia señaló que 89.1% de los entrevistados reportó que los niños, niñas y adolescentes tomaron clases a distancia durante la cuarentena (ciclo escolar 2019-2020). Sin embargo, se observan diferencias dependiendo del nivel socioeconómico de los hogares: 84.8% pudieron participar de Aprende en Casa I, en los estratos de menores recursos; 90.7% en los estratos medios y 95.1% en los estratos de mayores recursos.
Se encontró que el 39.5% reporta tener conexión fija a internet, 34% tener al menos una computadora y 49.1% tener dos o más celulares. Los porcentajes son menores para los hogares de menores niveles socioeconómicos.
Esto se tradujo en cifras de deserción escolar. Según datos oficiales, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el ciclo escolar 2020-2021, por causas relacionadas con COVID o por falta de recursos. Tres millones de ellos son niños y niñas.
En el ciclo escolar 2020-2021 están matriculados 35.6 millones de niñas, niños y jóvenes, en el sistema escolarizado. La matrícula de educación básica se redujo 2.6%; 3.1% en educación media superior y 0.8% en educación superior.
