Coronavirus prolongado: las secuelas persistentes

Fatiga crónica, dificultad para respirar o niebla mental son las principales señales del síndrome que aparece semanas después de la recuperación de la enfermedad de COVID-19.
La enfermedad de la presente pandemia puede reaparecer con secuelas críticas y hasta graves, semanas después de la recuperación.

Las autoridades sanitarias a nivel mundial han reportado que algunos pacientes contagiados con el virus del SARS-Cov-2 han experimentado el denominado síndrome de COVID-19 prolongado; es decir, la sintomatología ha prevalecido por más de 12 semanas.

¿Qué es el síndrome COVID-19 prolongado o persistente?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó desde septiembre del 2020 sobre el "COVID prolongado", y detalló que “la mayoría de las personas con esta enfermedad experimentan síntomas leves o una enfermedad moderada”, y agregaron que “normalmente las personas se recuperan de COVID-19 después de 2 a 6 semanas”.

La OMS estimó que entre el 10% y el 15% de los casos evoluciona a una enfermedad grave, y alrededor del 5% a un padecimiento crítico.

“En algunas personas, los síntomas pueden persistir durante semanas o volver a aparecer meses luego de la recuperación inicial. Esto también puede ocurrirle a personas con una enfermedad leve”, expresaron expertos en una presentación en esa fecha.

El terco virus: síntomas post COVID

En este 2021, y ya con el avance de la vacunación a nivel global, un estudio publicado por el Journal of the Royal Society of Medicine reveló que los 10 síntomas más prevalentes son fatiga, dificultad para respirar, dolor muscular, dolor en las articulaciones, dolor de cabeza, tos, dolor en el pecho, alteración del olfato, alteración del gusto y diarrea.

Otros síntomas comunes fueron deterioro cognitivo, pérdida de memoria, ansiedad y trastornos del sueño.

A las personas que se les dio seguimiento también refirieron sobre problemas de calidad de vida, salud mental y empleo deteriorados.

De acuerdo con la publicación del 15 de julio pasado, si se detectan más de 5 de los síntomas mencionados durante la primera semana de infección aguda se asocia significativamente con el desarrollo de COVID-19 prolongado, independientemente de la edad o el sexo.

Daños localizados

De acuerdo con Long Covid SOS, una fundación creada por un grupo de pacientes de coronavirus en el Reino Unido, y basándose en los datos de una app de seguimiento de síntomas diseñada por el King´s College de Londres, el 10% de los contagiados con covid-19 no se siente bien después de tres semanas, y hasta el 5% puede continuar enfermo durante meses.

Un informe sobre COVID-19 a largo plazo del Instituto Nacional de Investigación en Salud (NIHR), de Gran Bretaña, detalló que entre los pacientes con coronavirus en curso, algunos de los cuales llevan siete meses o más en su enfermedad, es que ciertos síntomas aparecen en un área fisiológica, como el corazón o los pulmones, pero estos luego disminuyen y vuelven a surgir en un área diferente.

“El 35% reportó no haber recuperado su salud por completo 2 a 3 semanas después de la primera prueba. De los entrevistados de 18 a 34 años, sin condiciones crónicas previas, el 20% –o uno de cada 5– sintió que algunos síntomas incluso se prolongaron”, detalló en un documento publicado en la OMS.

¿Hay tratamiento para el síndrome post-COVID?

El

detalla que las opciones de tratamiento son actualmente limitadas debido a que no se conocen bien los mecanismos que sustentan el síndrome de COVID-19 prolongado.

Los pacientes pueden requerir atención multidisciplinaria que involucre el monitoreo a largo plazo de los síntomas para identificar posibles complicaciones con el fin de una intervención clínica y la necesidad de rehabilitación física, salud mental y apoyo de servicios sociales.

La amplia gama de posibles síntomas y complicaciones que pueden experimentar los pacientes con COVID-19 prolongado destaca la necesidad de una comprensión más profunda del curso clínico de la afección.

El sector salud tiene una necesidad urgente de tener mejores modelos de atención más integrados para apoyar y tratar a los pacientes con COVID-19 prolongado con el fin de mejorar los resultados clínicos, por lo que se requieren sistemas de salud resilientes para garantizar respuestas eficientes y efectivas a los desafíos de salud futuros.