"Nuestro seguimiento periódico de las compras de la administración federal ha mostrado que el gobierno de López Obrador continuó e intensificó el uso de esta práctica en 2019 y 2020.
"En los primeros seis meses de 2021, el 80.6 por ciento de los contratos y 35.6 por ciento de sus recursos han sido entregados por adjudicación directa", señalaron los investigadores en el estudio de seguimiento a las adquisiciones de la administración pública federal.
En 2020, MCCI ya había alertado que las adjudicaciones directas han sido y siguen siendo el mecanismo favorito para la entrega de contratos públicos, esto debido a que esta forma de contratación se utiliza en un promedio de 3 de cada 4 procedimientos de compra, arrendamiento o construcción de la administración pública.
MCCI también ha señalado que la adjudicación directa se acerca a convertirse en el mecanismo principal de asignación. Algo muy diferente a lo que la propia autoridad utiliza como un argumento para justificar el uso y abuso de esta figura.
Además de que ha hecho hincapié en que los problemas con las adjudicaciones directas son muchos y de diversas índoles: desde que la Constitución señala que deberían ser el mecanismo excepcional y que la regla debería ser el uso de la licitación pública; pasando porque eliminar las adjudicaciones directas es un objetivo legalmente vinculante colocado en el Plan Nacional de Desarrollo; hasta que muchos de los casos de corrupción del pasado y del presente se han aprovechado de esta figura para llevar los recursos públicos a lugares o manos indeseables.